He leído estos días acerca del nombre de una calle de Sevilla que se ha dedicado a Miguel Jiménez Hinojosa, un humilde trabajador y militante antifranquista fallecido el año pasado. La citada calle se encuentra entre la avenida de la Paz y la calle Piel de Toro, en el barrio del Sur, el entorno donde residió buena parte de su vida. En 1971, viviendo clandestinamente en Barcelona, fue tiroteado a bocajarro cuando fue detenido y después lanzado a la calle desde una ventana. Era militante del entonces conocido como PCE(i), luego PTE, y había huido a la capital catalana desde Sevilla en 1969 para evitar un juicio pendiente después de haber sido detenido por primera vez ese mismo año por repartir propaganda política.
Salvó la vida milagrosamente, pese a que, como dijo en alguna ocasión, "los policías me dejaron muerto". Lo ocurrido no evitó que fuera juzgado por un consejo de guerra, que le condenó a 20 de años de cárcel. En 1976 fue liberado, pero su hígado acabó sufriendo unas secuelas graves de por vida. Los protagonistas de la agresión fueron los policías Atilano del Valle Oter y Francisco Rodríguez Álvarez, el primero de los cuales, ya fallecido, fue incluido por la juez argentina María Servini dentro de la causa abierta contra torturadores franquistas.
Miguel fue siempre un humilde trabajador, originario del barrio del Cerro del Águila, que nunca perdió la perspectiva de la acción colectiva para cambiar el sistema capitalista. Tras la disolución de su partido en 1980, no volvió a la militancia partidaria, pero estuvo vinculado a CCOO, del que fue delegado en su empresa, y trabajó en diversos colectivos sociales, como la asociación vecinal de su barrio, el movimiento por la paz o el ecologismo.
(Fotografía publicada en la página de la Asociación por la Memoria Histórica del PTE y la JGE; desde este enlace puede escucharse una entrevista realizada en 2007).