23 de abril. Día del
libro. Hoy he dedicado una de mis clases, la de Historia del Arte, a la lectura
de poemas del libro A la pintura. Arte y literatura. Lo propio. Y bonito. Así ha resultado el tiempo, una hora, en que alumnos y alumnas se han batido con los versos de Rafael Alberti mientras contemplaban obras de arte.
A ti, lino en el campo. A
ti, extendida
superficie, a los ojos, en espera.
A ti, imaginación, helor u hoguera,
diseño fiel o llama desceñida.
A ti, línea impensada o concebida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera,
dócil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeño
porque la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueño.
A ti, materia plástica palpable.
A ti, mano, pintor dela
Pintura.
superficie, a los ojos, en espera.
A ti, imaginación, helor u hoguera,
diseño fiel o llama desceñida.
A ti, línea impensada o concebida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera,
dócil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeño
porque la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueño.
A ti, materia plástica palpable.
A ti, mano, pintor de
Alberti ("¡El tonto de Rafael!", como se dijo de sí mismo). Poeta,
ante todo. Genial. Y pintor, también. El mismo habló en alguna cosa ocasión de haber sido un artista frustrado. Pero eso no importa, porque, de ser así, en A la
pintura se redime. Funde la poesía de la palabra con la del color (“sonoro, puro, quieto, blando, /
incalculable al mar de la paleta”), la línea (“contorno de la gracia humana, / recta, curva, bailable geometría”),
la perspectiva (“engaño ideal, por
quien la vista / anhela hundirse, prolongada en mano”), la proporción (“cárcel feliz de la retina, / áurea sección,
celeste cuadratura”), la sombra (“penumbra del color que te aposenta, / tenebrosa en el rayo que violenta”)...
Eleva a ese mundo lo material
del pincel (“Tu vida es tallo que sin
tierra crece”), la paleta (“En
ti se cuece la visión que nace”) o el lienzo (“Ya no eres lino, plano humilde, tela. / Ya eres barco celeste, brisa,
vela”).
Nos deleita con sus
dedicatoria cómplice al desnudo (“contemplación,
gusto, recreo, / plástica enamorada del deseo, / trauma interior, hermosa
cobertura”). Nos acerca a la belleza de la pintura mural (“La lluvia, el viento, el sol, nadie te
ofende. / Tu alba rústica sangre te defiende”). Nos traslada a esa constelación de pequeños poemas que dedica al color azul:
1
Llegó el azul. Y se pintó su tiempo.
2
¿Cuántos azules dio el Mediterráneo?
1
Llegó el azul. Y se pintó su tiempo.
2
¿Cuántos azules dio el Mediterráneo?
(...)
29
La sombra es más azul cuando ya el cuerpo
que la proyecta se ha desvanecido.
30
Tiene el azul estático nostalgia
de haber sido azul puro en movimiento.
(...).
Alberti nos traslada, nos
lleva de su mano, al mundo de los propios artistas y poder, así, sentirlos. Como hace con El Bosco y la
colección de palabras que se mezclan entre sí para fundirse en el caos de las delicias humanas:
El Diablo hocicudo,
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
perniculimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.
Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.
(…).
También con Pierro della
Francesca, a quien sintetiza con estos versos finales:
Místico del diseño
y del número, santo.
Tu aritmética es canto,
tu perspectiva, sueño.
y del número, santo.
Tu aritmética es canto,
tu perspectiva, sueño.
Y con Tiziano, maestro de
la luz y del color:
(…)
No ignoran las alcobas ni
el brocado
del cortinón que irisa el
escarlata
cuánto acrecienta un
cuerpo enamorado
sobre movidas sábanas de
plata.
Nunca doró pincel en
primavera
mejor
cintura ni mayor cadera.
(…).
Con Goya nos invita a
compartir en sus versos el mundo que creó el pintor aragonés desde lo terrenal
hasta la ensoñación de la fantasía:
(…)
¿De dónde vienes tú,
gayumbo extraño, animal fino,
corniveleto,
rojo y zaíno?
¿De dónde vienes, funeral,
feto,
irreal
disparate real,
boceto,
alto
cobalto,
nube rosa,
arboleda,
seda umbrosa,
jubilosa
seda?
corniveleto,
rojo y zaíno?
¿De dónde vienes, funeral,
feto,
irreal
disparate real,
boceto,
alto
cobalto,
nube rosa,
arboleda,
seda umbrosa,
jubilosa
seda?
(…).
¿Y con Picasso? Cómo no,
si era su amigo y su compañero de armas. Si los dos hicieron que el siglo XX
fuera, como contraste de la violencia y la inmundicia, algo distinto, para
hacerlo más bello. Con estos versos empieza su poema:
Málaga
Azul, blanco y añil
postal y marinero.
Azul, blanco y añil
postal y marinero.
Más adelante define del
pintor malagueño lo que ha de ser la gran revolución pictórica del siglo XX:
¿Quién sabrá de la suerte
de la línea,
de la aventura del color?
Una mañana,
vaciados los ojos de receta,
se arrojan a la mar: una paleta.
Y se descubre esa ventana
que se entreabre al mediodía
de otro nuevo planeta
desnudo y con rigor de geometría.
de la aventura del color?
Una mañana,
vaciados los ojos de receta,
se arrojan a la mar: una paleta.
Y se descubre esa ventana
que se entreabre al mediodía
de otro nuevo planeta
desnudo y con rigor de geometría.
Y al final nos muestra la
plenitud del artista en el momento en que ocurre la tragedia española mientras se fragua
la de Europa y el resto de mundo:
La guerra: la española.
¿Cuál será la arrancada
del toro que le parten en la cruz una pica?
Banderillas de fuego.
Una ola, tras otra ola desollada.
Guernica.
Dolor al rojo vivo.
¿Cuál será la arrancada
del toro que le parten en la cruz una pica?
Banderillas de fuego.
Una ola, tras otra ola desollada.
Guernica.
Dolor al rojo vivo.
...Y aquí el juego del
arte comienza a ser un juego explosivo.
Leer a Alberti es un gozo. Hacerlo con A la pintura, algo sublime.
Leer a Alberti es un gozo. Hacerlo con A la pintura, algo sublime.