Acabo de leer que la ministra alemana de Educación, Annette Schaven, perteneciente a la CDU (democristiano) ha perdido su título de doctora por un plagio realizado hace nada menos que 33 años. Dos años antes le ocurrió algo parecido a su correligionario del partido hermano bávaro CSU Karl-Theodor zu Guttenberg, que además se vio obligado a dimitir como ministro de Defensa. También tuvo que hacerlo por la misma razón en abril del año pasado el presidente de Hungría, Pál Schmitt, miembro del partido conservador Fidezs. A finales del mismo año se supo que Zsolt Semjen, antiguo ministro húngaro y miembro del KDNP (democristiano), había sido despojado del título también por plagio. Silvana Koch-Mehrin, diputada alemana del FDP (liberal) y que llegó a ser vicepresidenta del Parlamento Europeo, está inmersa en una investigación académica al ser acusada de lo mismo. Como Victor Ponta, primer ministro rumano y socialdemócrata, desde el verano pasado. Unos años atrás, a finales de los 90, Sandra Correa, del MIRA (conservador), fue despojada de su título por plagio siendo ministra de Educación. Plagio, copia, atajo, trampa, falta de escrúpulos...