Siendo la mediación el eje sobre el que se centró la disertación de Carmen Boqué –en la que transmitió saber y un gran entusiasmo-, resaltó que mediar supone ganar sin que nadie pierda. Permite, así, que se puedan resolver conflictos y se obtiene satisfacción. Lo que no es poco.
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sábado, 17 de diciembre de 2011
La mediación, una forma de ganar sin que nadie pierda
Nos contó ayer Carmen Boqué muchas cosas acerca de la educación del nuevo siglo, el XXI. Lo ha hecho dentro del Congreso Estatal de Convivencia Escolar que se está celebrando en Jaén y al que estoy asistiendo. Es pedagoga y se ha especializado en la investigación y, sobre todo, la formación para la mediación en los centros educativos. Es autora del conocido libro Tiempo de mediación y de ella salieron frases, algunas que ya había leído o escuchado de ella en otros medios, como "transformar los conflictos en oportunidades", "otra educación es posible y también preferible" o "hablando y escuchando mucho se entiende la gente". Para ella la educación es un intento ante un mundo incierto y para ayudar a superar el "miedo al fracaso del fracaso escolar". Aprovechando la idea de César Coll acerca del tránsito del concepto de alumno o alumna por el de aprendiz, ella utiliza el de "aprendiente". En el primero se refiere a una persona sólo capaz de opinar sobre lo que ve o repetir lo que ve o le han dicho. En el segundo se refiere a una persona con capacidad de pensar. Ante una pregunta concreta la primera tendería a describir lo ocurrido, mientras la segunda resaltaría lo más significativo, los logros. También la educación es trabajo, pues los éxitos surgen de esfuerzos y hasta de intenciones y pasiones. Y la educación se hace en relación a otras personas, con ellas, no sólo para ellas, de ahí que la participación sea una necesidad imprescindible. De esta manera lo importante no es sólo opinar y decidir, sino incidir -el "aprendiente". La educación, en fin, es un derecho que reduce la confusión, que contribuye al desarrollo de la persona, que emancipa... Es la pedagogía de la escucha, que conoce y reconoce otras culturas. También la de los niños y las niñas o de la gente joven, que saben interactuar en el medio donde viven.