La pareja conocida con el nombre de Merkezy, acrónimo de Merkel y Sarkozy, ha anunciado una nueva Unión Europea con una advertencia, en el fondo amenaza, que se puede resumir en un dicho popular acerca de las lentejas: "si las quieres, las tomas y si no, las dejas". Así de contundentes. Lo han hecho antes de la celebración de la nueva cumbre europea del día 9 en París, en que se prevé un nuevo tratado de la Unión (¿cuántos van ya?). Han zanjado, así, la posible discusión: quien quiera seguir dentro, debe cumplir lo ya pactado, que no es otra cosa que rigor presupuestario con límite del 3% del PIB en el déficit público de los estados, sanciones duras e inmediatas para quienes lo incumplan, negativa a que los bancos e inversores privados asuman deuda pública, oposición a los eurobonos y formación de un consejo económico de los países de la zona euro. De paso, ratificación de la autonomía del Banco Central Europeo e introducción de las mayorías cualificadas en la toma de decisiones, eliminando el consenso.
Todo esto supone en la práctica la constatación del dominio franco-alemán, ayudado por quienes quieran sean ser sus acólitos. Un dominio de naturaleza antidemocrática, porque las decisiones principales no sólo van a seguir tomándose al margen de las poblaciones, sino por una minoría cada vez más reducida. Por poner unos ejemplos, las medidas que ha tomado el gobierno del PSOE desde mayo de 2010 no se contemplaban en su programa electoral. Tampoco el acuerdo pactado entre el gobierno y el PP para reformar la Constitución en lo referente al déficit público. Tampoco muchas de las medidas que están tomando los gobiernos autónomos del PP y de CiU. Durante la campaña electoral pasada Rajoy, a la vez de dedicarse a resaltar lo mal que lo ha hecho el gobierno de Zapatero, sólo ha dicho vaguedades y generalidades, mientras sus segundones lanzaban algún que otro globo sonda para valorar la reacción de la gente. Nada más, escasa concreción. Igual que CiU, que tras su éxito electoral ha interpretado que tiene manos libres para gobernar. Todo un claro secuestro de la voluntad popular en todas las instancias donde se toman las decisiones.
Se sigue repitiendo el mismo discurso, que, por desgracia, es lo que cree la mayor parte de la gente: la crisis ha surgido por la mala gestión de los gobiernos, que han gastado más, hasta el despilfarro, de lo que podían. Ponen como mal ejemplo a Grecia, a cuyos gobiernos, sin embargo, permitieron que actuaran como lo hicieron mientras resultaban rentables las inversiones especulativas. Hablan poco de Irlanda, que se presentó en su día como un ejemplo a seguir por su fidelidad al modelo neoliberal (bajada de impuestos, privatizaciones, especulación pura y dura...), llegando a superar en renta per capita al Reino Unido. No quieren saber nada del camino que se está tomando en Islandia, donde la gente se ha negado a pagar las deudas contraídas por los bancos y las empresas especuladoras con los bancos británicos y holandeses. Vigilan lo que se está haciendo en España, donde se aunó el modelo de especulación general con la idiosincrasia depredadora de la especulación urbanística, que alimentó la financiación de los gastos públicos, mientras la imposición fiscal de las rentas más altas se relajaba y rebajaba. Lo que ahora se hace con Italia, que vivió un sueño de especulación y corrupción generalizadas, que consintió buena parte del electorado, entre interesado y alienado, y asintieron desde Bruselas.
Implícitamente se pone a Alemania, sobre todo, y Francia como los alumnos aventajados y cumplidores. ¿No será decir mejor ventajistas? ¿Acaso las políticas desarrolladas por los gobiernos de los países ahora denostados no eran del agrado de quienes han estado gobernando esos dos países? ¿Es que no han sacado réditos sus bancos y empresas? ¿Es que acaso los bancos alemanes y franceses no siguen obteniendo beneficios, pese a la situación de riesgo que dicen que viven? ¿Para qué han servido las inyecciones financieras que muchos estados dieron a sus entidades bancarias? ¿A quién presta el Banco Central Europeo? No a los estados, desde luego, sino a los bancos privados. Nos ha contado el economista y catedrático Juan Torres que reciben un dinero muy barato (1%, 1,25%…) para luego prestarlo a los estados por encima del 5%. Quienes han metido a la gente en el agujero pretenden, así, que se salga de él.
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han presentado su nueva receta, que es, como se puede ver, poco novedosa en sus ingredientes principales. Pero como ocurre con todo plato, hay que cocinarlo. Aquí sólo falta por saber si para antes de las uvas o en la cuesta de enero. Lo que pueda ocurrir cuando haya que comerlo, lo iremos viendo a lo largo del año que ha de venir.