El PP de Madrid, encabezado por Ayuso, ha arrasado en las elecciones madrileñas. Ha derrotado sin paliativos al bloque de los grupos de izquierda. Se ha apoderado de la mayor parte de los votos de Ciudadanos, que ha desaparecido de la Asamblea. Ha frenado el crecimiento de Vox, se ha aprovechado de parte de la subida en la participación y hasta ha mordido en el electorado del PSOE. Vox se ha resistido el tsunami, lo que ha hecho que la derrota del bloque opositor haya sido más amplia. El PSOE ha sufrido una debacle y, además, ha sido superado en votos por Más Madrid. Unidas Podemos apenas ha subido 1'6 puntos y su candidato, que asumió el riesgo de presentarse con el objetivo de frenar a la derechona radicalizada, ha tomado de inmediato la decisión de abandonar la política en el ámbito institucional. Desde el bloque progresista se hizo hincapié en la lucha contra la abstención, pero, al contrario de lo esperado, la mayor participación no ha supuesto que hayan mejorado los resultados. Quizás, el que haya ocurrido lo primero ha evitado que la derrota hubiera sido más humillante. Ha calado más entre la población el mensaje de "Comunismo o libertad" que el de "Fascismo o democracia". Ahora está por ver si se queda ahí o si es el principio de un asalto al gobierno central. Saber si Ayuso va a ser el recambio de Casado o si va a ser el oxígeno que el líder del PP necesita. Saber, en suma, si el ayusismo, la variante a la madrileña del trumpismo, se va a proyectar hacia el conjunto de los territorios del estado.