Al principio se trata el problema de la epidemia del covid-19, que Rifkin relaciona con la agresión que como especie hemos sometido al planeta, alterando el ciclo del agua y ecosistema. El cambio climático sería su consecuencia y con él el aumento de los "movimientos de población humana y de otras especies", lo que hace que "la vida animal y la humana se acercan cada día más como consecuencia de la emergencia climática y, por ello, sus virus viajan juntos". De ahí su advertencia: "Debemos asumir que estamos en una nueva era. Si no lo hacemos, habrá más pandemias y desastres naturales. Estamos ante la amenaza de una extinción".
Para Rifki la clave se encuentra en el modelo de producción en que estamos instalados. Iniciado hace dos siglos con la primera revolución industrial y continuado en la segunda, que es en la que nos encontramos, dicho modelo está asentado en la extracción y procesamiento de combustible fósiles, y ha supuesto la desaparición y/o deterioro del 60% de los suelos y la emisión de ingentes cantidades de CO2 a la atmósfera.
Aunque su postura pueda parecer apocalíptica, plantea vías de solución, que pasan por un cambio radical en el modelo de producción. Así, frente a la globalización imperante y destructiva, propone la glocalización, haciendo que cada comunidad se responsabilice de la forma con la que relacionarse con el entorno más cercano. Siempre desde el principio de cero emisiones. Eso conllevaría la aparición de nuevas actividades y nuevos empleos que puedan servir para prevenir los riesgos de posibles amenazas. Y también que "las grandes compañías desaparecerán. Algunas de ellas continuarán pero tendrán que trabajar con pequeñas y medianas empresas con las que estarán conectadas por todo el mundo. Estas grandes empresas serán proveedoras de las redes y trabajarán juntas en lugar de competir entre ellas".
Considera, en lo que quizás sea el aspecto más discutible, que ya se están dando algunas actuaciones por parte de determinados estados o entes políticos, que están creando infraestructuras en la dirección adecuada. Menciona para ello a la UE, China y algunos estados de EEUU, como California, Nueva York o Texas, más allá de la presencia peligrosa del presidente Trump.
Plantea Rifkin, en fin, que los fundamentos de una tercera revolución industrial deben conllevar un modelo sostenible, en el que internet jugaría un papel clave desde tres vertientes: el conocimiento, la energía y la movilidad. En este sentido, menciona a la nueva generación de mileniales como la base humana esperanzadora para que todo es pueda llegar a buen puerto. Sería lo que denomina el Green New Deal. Esto nos lleva a algo parecido, como modelo social, a lo que empezó a implementarse en los años 30 del siglo pasado y se extendió en el mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
Por lo demás, propongo leer con detenimiento la entrevista.