Hace cuatro años pudimos ver unas imágenes espeluznantes ocurridas en la frontera hispano-marroquí de El Tarajal, en Ceuta. Dos centenares de inmigrantes africanos, que intentaban entrar a nado en Ceuta, fueron víctimas de los disparos con botes de humo y balas de goma que lanzaban guardias civiles. Finalmente fueron recogidos los cuerpos ahogados de 15 personas. No faltaron las "devoluciones en caliente" de quienes lograron alcanzar la playa, ignorando el derecho humanitario. No se sabe cuántas personas más pudieron perecer. De lo que las autoridades marroquíes hayan hecho, nada sabemos. Al dolor se le unió una mezcla de inacción y versiones contradictorias por parte del ministerio del Interior, que ni investigó lo ocurrido ni asumió ninguna responsabilidad; y la actuación más que dudosa de la administración justicia, que un año después decidió el archivo de las denuncias.
Si bien el año pasado la Audiencia de Ceuta volvió a reabrir el caso, por considerar que hubo deficiencias en la investigación, hace unos días, a finales de enero de este año, una jueza de instrucción ha decidido archivarlo una vez más. Según ha escrito en el auto, "de lo
actuado, no aparece debidamente justificada la perpetración de los diferentes
delitos que han dado motivo a la formación de la causa". Incluso, tal como ha informado eldiario.es, ha declinado llamar a testigos por no estar residiendo legalmente en España. Se exculpa de esta manera a los 16 guardias civiles involucrados.
La indignación ha vuelto a estallar. Hoy Público ofrece el testimonio de un superviviente de lo ocurrido. "La Guardia Civil disparaba a bocajarro", ha declarado. Aterrador. Las imágenes que se conocen, los testimonios recogidos y las investigaciones llevadas a cabo por colectivos de derechos humanos apuntan a un suceso de extrema gravedad. Para la coordinadora de barrios de la ciudad y la CEAR (Coordinadora Española de Ayuda al Refugiado) se trata de "un paso a la impunidad". Resulta evidente que existen demasiadas incógnitas para que se archive la causa.