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jueves, 22 de diciembre de 2016
¿Hay una maldición en la cúspide del FMI?
Rodrigo Rato, Dominique Strauss Khan, Cristine Lagarde... Sucesivamente, al frente del FMI. La última, todavía en sus funciones. En los tres casos, con asuntos judiciales turbios. ¿Graves?, depende de la justicia. Veamos: el francés Strauss Kahn, por escándalos sexuales, incluido proxenetismo; el español Rato, por delitos económicos millonarios; la también francesa Lagarde, por favores a algunas empresas mientras era ministra. No han estado en la cárcel. Sólo el primero se vio esposado en EEUU cuando fue conducido a la comisaría para declarar por una agresión sexual a una camarera de hotel y luego, en su país, por lo del proxenetismo. El superministro español sólo sufrió una ligera presión con una mano sobre su cabeza cuando era conducido a declarar al juzgado después de lo ocurrido con Bankia. La que sigue dirigiendo el FMI conoció un registro en su domicilio por orden judicial. ¿Y qué ha pasado por ahora? El primero, que aspiraba a suceder a Hollande en el PSF, consiguió librarse de la acusación de agresión sexual tras firmar un acuerdo con la víctima. El segundo, perdida su aureola de haber sido el mejor ministro de Economía
de la democracia (Aznar dixit) y
ahora con el síndrome del olvido, está sumido en plena vista judicial
intentando salir del atolladero. La tercera acaba de ser declarada culpable por negligencia, pero sin pena y sin registro de su condena. ¿Hay una maldición en el FMI? No sé, pero, al margen del papel tan magnífico que lleva a cabo ese organismo del capitalismo neoliberal dedicado a apretar el cinturón de miles de millones de personas y salvaguardar las fortunas millonarias, ¡vaya fieras que sitúa en su cúspide!