jueves, 29 de diciembre de 2016

La contaminación de Madrid, Esperanza Aguirre y lo ideológico


























Estaba hoy cabreada Esperanza Aguirre. No le ha caído bien eso de restringir el tráfico por el interior de la M30 a los vehículos pares. Días atrás también se enfadó por la restricción de la circulación en las calles del centro de la ciudad por aquello de facilitar el tránsito peatonal. Lo ve todo como un ataque a la libertad de las personas. De poco sirve que los niveles de contaminación sean muy altos y que los riesgos para la salud no son una broma. Tampoco, que sea una práctica habitual en otras grandes ciudades europeas. Y para más inri, que ella misma dijera días antes de las elecciones municipales de 2015 que si hubiera que limitar el tráfico, lo haría cuando las condiciones lo requirieran. Ahora, que se han agravado por el tiempo anticiclónico que tenemos, parece que donde dije digo, digo diego. Para argumentar su postura ha aludido a que la decisión del gobierno municipal ha sido ideológica. También, que lo que quiere el gobierno municipal es una ciudad sin coches. En una emisora de radio ha llegado a decir que se sentía atrapada en su casa, porque ninguno de los vehículos familiares podía circular al ser todos -¡válgame, Dios!- de matrícula par, lo seleccionado hoy en la restricción. Luego lo ha negado, lo de sentirse atrapada, pese a que las grabaciones no mienten. Tiene tanta cara dura la mujer, que sigue diciendo un disparate detrás de otro, pero como si nada. La derechona es así. Eso sí, sin opiniones ideológicas. ¡Faltaría más!