Que el gobierno, con Mariano Rajoy a la cabeza, está siendo torpe en la crisis catalana, resulta evidente. También lo es que haya mucho de intencionalidad. La suma de ambas, en todo caso, conlleva elevadas dosis de irresponsabilidad. Sus consecuencias, las iremos viendo, pero tengo la impresión que, por ahora, las cosa huele mal.
Mariano y su gente gozan de muchos títulos universitarios: En algunos casos, como el suyo o el de la vicepresidenta, están adornados de la pertenencia a cuerpos privilegiados de la profesiones liberales (registrador de la propiedad, él) o del funcionariado (abogada del estado, ella). En el resto, hay de todo, si bien abundan quienes han pasado de la universidad al partido y poco más. Mucho título, sí, pero poca sustancia gris que les permita mostrarse como personas cultas. Siempre he defendido que con frecuencia la inteligencia está reñida con la cultura, pues ésta no necesita de títulos.
El gobierno, con sus cabezas al frente, está actuando en clave electoral. Pero no en Cataluña, donde su partido tiene poco que rascar, sino fuera, donde quiere aprovecharse de la ola de anticatalanismo a la que contribuyen que crezca. Una estrategia peligrosa, que puede conllevar un choque de trenes y quién sabe qué más cosas.
Y dentro de todo este barullo salió ayer el jefe de gobierno con una muestra más de su mal hacer y de su poco saber, que le llevó, claro está, al ridículo. Entrevistado en Onda Cero por Carlos Alsina, a la pregunta de qué ocurrirá con los españoles que vivan en Cataluña si se produce la independencia, le contestó que perderían la condición española y europea. Ante lo erróneo de la contestación, el periodista, con inteligencia y valentía, le dijo que eso no era posible, pues la nacionalidad española no puede perderse, excepto si se renuncia a ella. Ante este callejón sin salida, Mariano continuó con silencios, dudas y movimientos corporales desde la cabeza hasta los pies que delataban su no saber y su ridículo. Ver para creer, que invito a comprobarlo por vídeo.
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Al día siguiente de la entrevista radiofónica en Onda Cero (ayer, jueves), Mariano Rajoy se despachó en Televisió de Girona con una frase antológica. Preguntado sobre la presencia o salida de Cataluña de la Unión Europea en caso de independencia, ésta fue su respuesta: "sinceramente lo que dicen los tratados es muy claro y lo entiende todo el mundo (...), pero, claro, realmente un vaso es un vaso y un plato es un plato".