Hoy hemos podido leer en varios medios (laRepublica.es) que Dick Cheney, que fue vicepresidente de EEUU con George Bush jr., ha declarado que el conocido como Estado Islámico (ISIS) ha sido una creación de la administración Obama. Nada nuevo que no se supiera o que se sospechara.
En el mes de julio se publicó en numerosos medios de comunicación la denuncia de Edward Snowden de que el ISIS fue una creación de los servicios secretos estadounidenses, británicos e israelíes. El método utilizado, conocido como "nido de la avispa", supone concentrar a combatientes islamistas radicales para llevar a cabo acciones que provoquen la inestabilidad en la zona. Eso está suponiendo la financiación por distintas vías, e incluso la preparación militar, la cobertura logística, etc. Y el objetivo de quienes crearon el ISIS era crear un supuesto enemigo cercano a Israel que sirviera de coartada para provocar la disputa entre diversos países bajo la vigilancia de las potencias occidentales y su aliado el estado israelí, y la intervención más o menos abierta de otras potencias de la zona, como Arabia Saudí y Turquía.
Al margen de las discrepancias estratégicas existentes entre los partidos republicano y demócrata, o entre las administraciones de Bush y Obama, lo que resulta claro es que son los EEUU, con la ayuda de las potencias occidentales (sobre todo, Reino Unido y Francia) e Israel, quienes están desarrollando una serie de intervenciones imperialistas en numerosos países con vistas a mantener su predominio y defender sus intereses económicos y geoestratégicos. La inestabilidad en la zona es evidente, pues a la guerra y disgregación de Irak le ha seguido la de Siria, sin olvidar la que hay en otros países de la Península Arábiga, la presión sobre Irán o el caos en el norte de África, donde no falta la presencia activa de grupos islamistas radicales.