Acabo de leer Aversiones
(Donostia, Ttarttalo, 2015), de Alejandro Fernández Aldasoro. Es un libro corto, pero de lectura rápida, porque se lee fácil y es (lo ha sido para mí) muy entretenido. Y algo más: original y hasta simpático. En la contraportada se puede leer que "Las Aversiones son versiones descontentas y maliciosas de historias que todo el mundo conoce y representa una y otra vez". Y en efecto, su autor aprovecha en su mayor parte personajes de cuentos (Caperucita Roja, Guillermo Tell, Cuentos de Navidad), novelas (Ana Karenina, Frankenstein, Robinson Crusoe), leyendas (Ulises), películas o series de televisión (Tarzán, Drácula, Telmo y Luis, La naranja mecánica, La ventana indiscreta, Emmanuelle, Curro Jiménez) y hasta de una marca comercial (Smirnorff), a quienes dota de un nombre adaptado, pero reconocible, e introduce en historias cargadas de un fuerte actualidad. A esta originalidad se le une un gran sentido del humor y un elevado grado de escepticismo (debe de estar en la personalidad del autor, pues su novela Tal vez sea suficiente está dedicada a Alberto Moyano, su "maestro" de ese sustantivo). Derivado de lo último mantiene cierto distanciamiento hacia las mujeres, a las que dota a veces de defectos que podrían ser considerados como políticamente no correctos. En todo caso Fernández Aldasoro lo que busca es desentrañar el mundo en que vivimos desde una crítica demoledora al conformismo, las rutinas alienantes, los convencionalismos, los estereotipos sociales, el consumismo, el arribismo... El título del libro contiene, como caras de la misma moneda, dos de sus pretensiones: la de ser versiones de historias conocidas y la de tratarlas como "la crónica de un monumental descontento". En suma: bueno, simpático y barato.