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viernes, 26 de agosto de 2011
La visita de Benedicto XVI
La movilización católica que se ha denominado oficialmente como Jornada Mundial de la Juventud ha sido una constatación de la intromisión del neoliberalismo en el seno de la Iglesia Católica. Lo certifica el patrocinio que las grandes empresas han hecho de la organización del evento. Se ha visto, por ejemplo, en los logos de dichas empresas y que las masas de jóvenes, oficialmente con la calificación de peregrinos, han tenido permanentemente expuestos de diversas formas (carteles, camisetas, latas de bebidas...). También en el uso de las promociones comerciales que sus establecimientos les han ofrecido. Por supuesto, en el prestigio adquirido para el consumo de sus productos. Y, claro, la ayuda del estado por la exención correspondiente de impuestos. Habría que incluir también la buena imagen que se deriva de la presencia en la misa en Cuatro Vientos de personajes como Emilio Botín (Banco Santander), Esther Koplowitz (FCC), Rodrigo Rato (Bankia), Arturo Fernández (CEOE), Ángel Ron (Banco Popular)… Alta rentabilidad, vamos. Sólo ha faltado que el cardenal Rouco Varela o el portavoz Martínez Camino, cuando salían en las ruedas de prensa, hubieran aparecido delante de un mural con los logos de las empresas patrocinadoras, como hacen las grandes figuras del espectáculo en ocasiones similares... Se me ha venido a la cabeza ese pasaje bíblico neotestamentario que alude a la mayor dificultad que tiene un rico de entrar en el reino de los cielos que un camello hacerlo por el ojo de una aguja. Pues algo no cuadra.