martes, 16 de febrero de 2010

Una mirada entre el pasado y el presente (y 3)

Ha aparecido la tercera y última parte del artículo que dediqué al cuarenta aniversario del instituto Trafalgar y que ha estado apareciendo en el blog que dirige la compañera Olgan Rendón (http://www.cuadernodeltrafalgar.blogspot.com/). De nuevo la reproduzco, como hice con las anteriores.   


El instituto Trafalgar, a través de sus 40 años de vida" (3ª parte)


Deshaciendo tópicos

Uno de los peligros que corremos en la especie humana, la única que ha generado desde el pensamiento la cultura, proviene del mundo de lo irracional, que se manifiesta en creencias, mitos, tópicos... Y uno de los tópicos lleva con frecuencia a suponer que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. A lo largo de los tiempos se ha repetido sin cesar, si no la frase como tal, sí su sentido. Ya lo hizo Platón en la Antigüedad; Jorge Manrique, el dueño de la frase, hace seis siglos; Quevedo, dos siglos después; no ha dejado de recordarlo buena parte de quienes nos dedicamos a la docencia, en tiempos pretéritos o en nuestros días; para las personas mayores, de ayer y de hoy, casi resulta una obsesión… ¿Para qué seguir? Parece una ley de vida. Pero ya sabemos que las leyes, orales o escritas, ni son eternas ni tienen por qué ser justas.

Y para ilustrar lo que pretendo, recurro de nuevo a los ejemplos. La primera promoción de COU (equivalente al actual 2º de Bachillerato), la del curso 72-73, tuvo una matriculación de 31 estudiantes, que representaban el 11,6% de su cohorte de edad, que eran 266 jóvenes. Si tenemos en cuenta que habían nacido en distintos años, el porcentaje real era menor. No obstante, el que fuera la primera promoción, sin que hubiera existido en Barbate un centro de enseñanza media, puede servir de explicación. La primera promoción completa del instituto, que acabó en el curso 1975-76, ya subió al 17,1%. En los años siguientes, sin embargo, descendió y sólo a mediados de la década (curso 84-85) se puso en el 24% entre el alumnado de la mañana, llegando al 30,3% si le añadimos el del nocturno. Fue un nivel que mantuvo sólo unos años, pues en el 89-90 bajó considerablemente, al 13,3% y 22%, respectivamente. Y no fue una bajada sólo porcentual, sino también en términos absolutos. La década de los noventa, hasta el año 1998, conoció una tendencia general al alza, pero con matices importantes. Mientras que en el turno de la mañana estuvo en torno al 20%, salvo los cursos 94-95 (25,5%) y 96-97 (24,5%), ese aumento general se debió a la aportación que hizo el turno de la noche, de manera que el porcentaje de alumnado matriculado en COU sobre la cohorte de edad correspondiente superó el 40%, con un máximo del 42,7% en el 97-98.

Ya he escrito antes que esos datos no contemplan el alumnado que, estando matriculado, ha repetido en alguna ocasión, por lo que los datos reales, en relación a la cohorte de edad correspondiente, son inferiores. Si la existencia de alumnado repetidor era una realidad en el diurno, en el caso del nocturno hay que añadir la posibilidad que tenía el alumnado de realizar los estudios por bloques, una opción a la que se acogió una parte.

¿Y actualmente? Si tomamos como referencia que las cohortes de edad en los últimos años de quienes tienen 17 años están en torno a 300 jóvenes y que la matriculación en el diurno ronda el centenar, nos encontramos con una proporción aproximada de un tercio de jóvenes en el último curso de la etapa secundaria, superior entre un 10% y un 20% a la de las décadas de los 80 y 90. Vistas las cosas en términos cuantitativos, ¿se ha ganado o se ha perdido? La respuesta fácil, a no ser que se quiera negar la evidencia. ¿Y en términos cualitativos? No es el momento de tratarlo por mi parte, pero siempre habrá quienes recurran al tópico de “cualquier tiempo pasado…”.

¿Y las mujeres?

No se ha cuantificado todavía la proporción de estudiantes según el género a lo largo de estos años, salvo los dos últimos, es decir, el 07-08 y el 08-09. Estoy seguro que al final acabaremos sabiéndolo, aunque sea de una forma aproximada. De los datos de esos dos últimos cursos se debe destacar, en primer lugar, que globalmente hay una ligera diferencia a favor de las mujeres, si bien la cosa resulta diferente cuando los desmenuzamos por etapas educativas y modalidades de estudios. Veámoslo.

En ESO, donde la escolarización es obligatoria, hay más chicos que chicas en los dos cursos académicos, siendo un poco mayor la diferencia en el 08-09, que llega a unos 10 puntos aproximadamente (55% / 45%). Esto de partida condiciona los datos globales. Cuando nos vamos al Bachillerato de la mañana, ya son más las chicas, que superan en unos diez puntos a los chicos (55% / 45%). Y esa diferencia se hace mayor todavía en 2º, donde ya han tenido que superar un curso y, por lo tanto, se puede medir mejor el rendimiento académico, con una horquilla que oscila entre los 20 puntos del 07-08 y el 30% del 08-09. Resulta evidente que el fracaso escolar afecta más a los chicos, algo que se puede extender a la ESO, sin entrar ahora en la razones.

En los ciclos formativos hay un cierto equilibrio, pero los datos varían sustancialmente según la modalidad. Mientras que los dos ciclos de informática, sobre todo el de nivel superior, son abrumadoramente masculinos, con un porcentaje superior al 75%, el de la atención socio-sanitaria es todo lo contrario. Este último caso es un ejemplo más, bastante extendido por otra parte, de la feminización de las actividades relacionadas con la sanidad en todos los niveles (medicina, enfermería, farmacia, atención domiciliaria…). Se puede decir lo mismo del caso de la informática, pero en sentido contrario, dado que, como la mayoría de los estudios técnicos en todos sus niveles, existe un claro predominio de los varones.

La educación de personas adultas presenta similitudes en los dos cursos académicos: hay más varones en la educación secundaria y más mujeres en el Bachillerato.

¿Dicen mucho estos resultados? La tendencia es similar a la que existe en España y en cada unas de las comunidades autónomas. Es decir, que las chicas de Barbate no estudian menos en relación a los chicos que las de otros lugares. Otra cosa es si llegan al nivel de estudios sobre el conjunto de su cohorte de edad. Y aquí manda el peso de la tradición y del entorno socio-cultural de Barbate, donde estamos muy por debajo de la media del estado (74% en 2007) y de Andalucía (73%). A esto hay que añadir que los resultados académicos son mejores en las chicas, algo que no he concretado de una forma pormenorizada, pero que está cuantificado. No obstante, la referencia que hice antes al alumnado de Bachillerato apunta en esa dirección.

Para acabar

Después de este repaso, mayor de lo que tenía previsto, pero no por ello arrepentido de que haya sido así, doy por concluido este escrito. Por el instituto Trafalgar han pasado miles de estudiantes, adolescentes y jóvenes en su mayoría, sin olvidar a esos niños y esas niñas que empezaron en 1969 y a quienes, jóvenes o mayores, han estudiado con más de 18 años. Conforman en conjunto varias generaciones de estudiantes y 41 promociones, contando la actual. Lo que sí esta claro es que con el tiempo las mujeres han ido ganando peso en número y calidad, y hoy son mayoría en los estudios de Bachillerato. Y en general, en ese discurrir de los años, el instituto también ha ido ganando. Otra cosa es que no se perciba así, pero eso pertenece al mundo de los sentimientos. Y no es malo tenerlos siempre que sean buenos. Lo contrario lleva a la desazón, entre otras cosas.