Los datos resultan
llamativos por su dimensión. Aun con ello, no son completos, pues de lo
ocurrido durante el régimen franquista y hasta 1978 se han analizado sólo 1.081
denuncias. Queda pendiente, así mismo, el análisis de 454 expedientes.
Dada la importancia
y lo exhaustivo del trabajo, de más de 500 páginas, no está de más acudir
directamente a él para disponer de una información más pormenorizada. No
obstante, a modo de resumen estos son algunos de los datos más relevantes:
a) el número de
documentos estudiados ha sido de 26.113, correspondiendo a 4.113 casos y 3.415
víctimas;
b) en un 70% ha habido golpes; en un 25%, asfixia; y en un 22%, violencia sexual;
b) en un 70% ha habido golpes; en un 25%, asfixia; y en un 22%, violencia sexual;
c) el
Tribunal Supremo ha ratificado 20 condenas por torturas y malos tratos realizadas
sobre 31 víctimas; las personas condenadas por ello, bien de la Policía Nacional
o bien de la Guardia Civil, han sido 49;
d) el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado al estado español en 7 ocasiones
por no haber investigado diligentemente las denuncias;
e) en lo
referente al Protocolo de Estambul, que evalúa el grado de credibilidad de las
denuncias, se ha valorado como “de máxima consistencia” en el 5,9% de los casos
en que se ha aplicado; en el 41,1%, como “muy consistente”; en el 48,5%, como “consistente”;
y sólo en un 4,5% se ha considerado que eran “inconsistentes”.
Euskal Herria está viviendo un momento importante. El proceso de paz iniciado hace siete años es un reto que no puede dejarse echar a perder. El cese de las acciones violentas de ETA supusieron un primer paso. La actividad de la mediación internacional está dando sus frutos, pese a la pasividad del gobierno central. Conocer la verdad sobre lo ocurrido es un precio que debe pagarse para pode superar un conflicto que viene de lejos. Y en la verdad se encuentra también poner al descubierto la acción represiva del estado y la vulneración de los derechos humanos que se derivó de ella.