Nos
recuerda hoy la portada de Google el natalicio de Francisco Giner de los Ríos. Aquí
dejo una breve reseña que hice del personaje en noviembre de 1998,
concretamente en el número 31 de Debate
Ciudadano, la revista que estuvo editando la asamblea local de IU de
Barbate entre 1996 y 2007.
"La separación entre
el discípulo y el maestro (...); la sequedad de las relaciones, limitadas a la
función meramente instructiva sin extenderse casi nunca a la educación
intelectual y mucho menos a la moral, física, etc.; el carácter verbalista y
mecánico de los métodos; el sentido abstracto de los programas (...), como que
se excluye expresamente todo lo que puede tener interés de actualidad y alguna
conexión con los asuntos y problemas diarios de la vida; la falta de
cooperación por la parte de las familias...". Con estas palabras tan
actuales se expresaba hace poco más de cien años un personaje tan nombrado,
pero del que poco o nada se sabe de su obra. Nacido en la ciudad malagueña de
Ronda en 1839, estudió Derecho en Barcelona, instalándose finalmente en Madrid,
donde desarrolló su actividad profesoral en la Universidad Central y, en especial,
pedagógica hasta su muerte en 1919. Liberal de espíritu, estaba influido por un
pensamiento, el krausismo, que hacía de la educación de las gentes y de su
rectitud moral los pilares sobre los que debería asentarse la sociedad. Sufrió
por ello los rigores gubernamentales (dos veces fue separado de su cátedra), al
defender la primacía de la razón frente al oscurantismo religioso y oponerse a
una monarquía arbitraria. Fundó en 1876 la Institución Libre
de Enseñanza, un centro educativo pequeño que aportó prácticas e ideas
avanzadas en su tiempo como la coeducación, el laicismo, la educación física,
las excursiones escolares, la enseñanza global, la desaparición de los castigos
y premios, etc. Por sus aulas pasaron, como docentes o estudiantes, Leopoldo
Alas, Bartolomé de Cossío, Joaquín Costa, Julián Besteiro, los hermanos
Machado, etc. y a su influencia se deben logros como el Museo Pedagógico
(1882), la extensión universitaria, el ministerio de Instrucción Pública
(1900), la Junta
de Ampliación de Estudios (1910, que posibilitó completar los estudios en el
extranjero) o la Residencia
de Estudiantes (1910, por donde pasaron personajes tan relevantes como Dalí,
Buñuel, Lorca, etc.). Pero, sobre todo, y ahora en palabras de su sobrino, el
socialista Fernando de los Ríos, "sus discípulos se injertaron en la
organización pedagógica española en el mayor silencio. La Escuela Superior
de Magisterio, la Junta
de Ampliación de Estudios, la
Escuela de Criminología y hasta la Residencia de
Estudiantes (...) han sido los gérmenes que han posibilitado el advenimiento de
un régimen nuevo (...). La
República española recoge los resultados de aquellos años".