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jueves, 6 de marzo de 2014
Stone, a su amigo Hugo
Se cumplió ayer el primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez. Por ese motivo la cadena Telesur emitió el documental Mi amigo Hugo, realizado por Oliver Stone. La transmisión se llevó a cabo simultáneamente en diversos países del mundo, lo que la confirió en un acontecimiento televisivo. A lo largo de 50 minutos el cineasta norteamericano nos desgrana un Chávez humano. Espontáneo y reflexivo a la vez. Muy cercano a su pueblo, del que fue su expresión para enaltecerlo. Rodeado y admirado por quienes colaboraron con él en distintos momentos y en distintas instancias de sus funciones. Reconocido y querido por mandatarios y mandatarias de América Latina. El documental es un retrato de una figura controvertida. Amada por quienes ven en él un referente para la dignificación de quienes siempre estuvieron en el olvido. Odiada por quienes entienden que la vida sólo está para su disfrute particular, aunque eso suponga manda a la miseria a la inmensa mayoría. Y añado que incomprendida. Hay quienes no han entendido todavía el significado de la obra. Abundan en Europa. En ello hay, al menos, algo de prejuicios eurocentristas, cuando no racistas y clasistas. Hugo Chávez nació entre la gente pobre. El color de su piel lo delataba. En eso fue tremendamente coherente. Stone ha sabido valorar la dimensión de la obra que empezó a liderar a finales de los años noventa, que busca el camino de consolidarse y que es un referente para extenderse por otros países. Nos dice al final de su trabajo: "lo voy a extrañar. La historia lo extrañará". Seguro.