La obscenidad de Rato, Lagares y compañía
Rodrigo Rato, como tanta gente rica, goza de una situación privilegiada, aunque su curriculum sea el que corresponde a quienes son responsables de los males que estamos sufriendo. No importa que su labor el frente Bankia haya sido un desastre, porque entre su gente saben cómo agradecerse favores. A su puesto de asesor en entidades como Telefónica o Banco Santander acaba de unir el de consejero de la empresa inmobiliaria donde participa La Caixa. Eso, sin contar su plan de pensiones millonario cuando dejó Bankia. Se habla de unos ingresos que suman un millón de euros al año.
Ayer Manuel Lagares, que preside la comisión de expertos formada por el gobierno para asesorar una reforma tributaria, se sacó de la manga unas declaraciones donde dijo que la sociedad española debería sentirse avergonzada por el elevado nivel de paro. A su obscena
propuesta de reforma fiscal -que busca que quienes tienen más, tributen todavía
menos- hay que unir ahora unas palabras en las que se responsabiliza a la gente
de su situación. Pura ideología neoliberal.
No está mal en un país donde hasta la OCDE reconoce en un informe reciente ("Panorama de la sociedad 2014. Resultados clave: España. La crisis y sus consecuencias") que sólo entre 2007 y 2010 las familias con rentas más bajas han reducido una tercera parte sus ingresos; que el 10% más pobre ha visto mermados sus ingresos en un 14% por año; que el paro se triplicó hasta alcanzar el 26,5%, dos veces y media más que la media europea; que la pobreza relativa alcanza ya al 15,4% de la población, seis puntos por encima de esa media; que la pobreza infantil ha subido al 21%, ocho puntos por encima de la misma media, siendo incluso más alta que en Grecia...
Vivimos, pues, en el paraíso de la desigualdad. La gente más humilde, cada vez más pobre. Los estratos sociales intermedios, por otra parte, sufriendo situaciones donde coexisten, en combinaciones diversas, la pérdida o el deterioro de derechos sociales, la degradación social, el paro, la precariedad laboral, el camino al empobrecimiento... Y la gente rica, riéndose del personal.