Los días anteriores a la jornada electoral las movilizaciones bajo el lema “¡Democracia real, ya!” acapararon el interés de los medios de comunicación, suscitando el debate en torno a la forma como podía afectar a los resultados electorales. Desde las últimas horas del domingo la atención informativa se fue centrando en la victoria electoral del PP y la derrota del PSOE. Unos medios dicen que no ha sido tanto lo primero como lo segundo. Están por hacer los estudios que nos permitan conocer mejor los detalles de lo ocurrido.
Los resultados de la derecha
Ha habido un triunfo de los grupos conservadores, especialmente del PP. La derecha ha obtenido en las elecciones municipales aproximadamente 1.250.000 votos más que 2007. Medio millón corresponde al PP y 465.000 a UPyD. También han sumado el FAC de Álvarez Cascos (120.000), UPN (15.000), CiU (50.000), PNV (17.000) o la xenófoba PxC (66.000). No debemos olvidar tampoco la amalgama de grupos localistas o provincialistas dispersa por todo el país. Han bajado en sus apoyos PAR (-17.000), CC (-15.000), PA (-4.000) o PRC (-3.000). Dentro de las dificultades que existen en el cálculo, la suma total de sufragios en 2011 de los grupos conservadores puede estimarse en torno a los doce millones, frente a los diez de los grupos de izquierda, una diferencia de dos millones que cuatro años antes, en 2007, se encontraba entre el medio millón o el millón de sufragios.
Se constatan mayores apoyos a la derecha en el medio urbano. En la mitad norte se completa con los que tradicionalmente ha obtenido en el medio rural. La mayor parte de las capitales de provincia y de las ciudades con mayor número de habitantes ha pasado a manos del PP. Barcelona, gobernada por el PSC y la izquierda desde 1979, lo será por CiU. El PP controlará 29 diputaciones de las 39 posibles, incluidos los cuatro consejos insulares de Baleares y el cabildo de Gran Canaria. Por su parte, CiU lo hará en las cuatro diputaciones de Cataluña y CC en cinco cabildos insulares. El PNV ha sido la fuerza más votada en la comunidad vasca en las municipales y la que más miembros de las juntas generales ha obtenido. También ha ganado en Vizcaya y Bilbao. En Andalucía no se ha elegido el Parlamento autonómico, pero se ha dado de hecho un vuelco electoral que ha roto con los 32 años de sucesivas victorias electorales del PSOE en particular, y la izquierda, en general. El PP controlará las ocho capitales de provincia y cinco diputaciones.
En las elecciones autonómicas la derecha ha ganado en las trece comunidades donde se han celebrado. Corresponden 11 al PP, una al FAC (Asturias) y la otra a UPN (Navarra). El PP gobernará en todas las comunidades donde ya lo hacía (Castilla y León, La Rioja, Madrid, Valencia y Murcia) y donde ha arrebatado la mayoría a otros grupos (Cantabria, Aragón, Baleares y Castilla-La Mancha). Lo tiene difícil en Canarias y Extremadura, pese a ser la fuerza más votada. Lo previsible es que CC y el PSOE, respectivamente, sigan manteniendo la presidencia. En Asturias gobernará bajo la presidencia del díscolo Álvarez Cascos y en Navarra al menos apoyará a UPN. El mapa autonómico se completa con el control de Galicia por el PP y de Cataluña por CiU. El predominio de la derecha, pues, resulta abrumador.
¿Se ha dado una marea conservadora?
¿Qué puede suponer todo esto? ¿Se trata de una marea conservadora? La crisis económica está trayendo una regresión nueva en la aplicación de políticas sociales y económicas. Lo están haciendo indistintamente los grupos conservadores como los llamados progresistas en sus distintas variantes de socialistas, laboristas o demócratas. Son los partidos que están gobernando los que están recibiendo un fuerte castigo en las elecciones que se van celebrando. Ha ocurrido en el Reino Unido, Canadá, Grecia, etc. o en las elecciones regionales de Alemania.
Quizás no habría que hablar de marea conservadora, si nos atenemos a un predominio de los grupos con ese carácter. Al ser todos los grupos políticos dominantes del sistema los que están gestionando la crisis económica desde los postulados neoliberales, la marea conservadora habría que interpretarla tanto por el acceso al gobierno de los grupos con ese carácter, como está ocurriendo en España, como por las medidas económicas que se están tomando. Son las instituciones económicas internacionales (FMI, OMC…), controladas por el capital financiero, las que presionan a las gobiernos. Los rescates financieros sólo están favoreciendo a los grandes grupos económicos. Siguen creciendo sus beneficios y también las retribuciones de quienes gestionan el conglomerado de empresas, instituciones internacionales y alto cargos políticos. La mayoría de la población tiene que sufrir sus consecuencias en forma de paro, recortes salariales, reducción de gastos sociales, aumento de la edad de jubilación, pérdida de derechos laborales, desahucios, subida de impuestos y un largo etcétera.