Hace unos días conocimos una noticia en gran medida sorprendente: Wall Street acababa de sacar el agua como objeto de cotización en la bolsa. Sabemos que en bastantes países su gestión ha sido entregada a las empresas privadas. Ocurre, por ejemplo, en España, donde hay numerosos ayuntamientos que lo han hecho. Por otra parte, Chile es el único país del mundo en el que la privatización está regulada por ley, hasta el punto que existe un Código del Agua, inscrito en la línea del modelo de neoliberalismo extremo heredado de la dictadura pinochetista.
Lo que por desgracia se desconoce en buena parte de la opinión pública es que hace algo más de diez años, el 28 de julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 64/292, mediante la cual reconocía "que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial
para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos".
La voracidad del capitalismo sigue su curso. Salvo que se le ponga freno. Por el bien de la humanidad y del planeta.