Hace unos días falleció Salustiano Gutiérrez Baena. Originario de Íllora, en la provincia de Granada, a mediados de la década de los años noventa llegó a Benalup-Casas Viejas, destinado como profesor de Geografía e Historia en el instituto de bachillerato Casas Viejas. Y a lo largo de todo ese tiempo fue labrando una importante actividad como docente e historiador local, lo que le ha valido un merecido reconocimiento en su municipio de adopción.
Su labor investigadora se ha centrado en la historia de Benalup-Casas Viejas, enfocada en mayor medida hacia los dramáticos sucesos ocurridos en enero de 1933. Para ello unió a la indagación en documentos una importante tarea de recopilación de testimonios orales de testigos directos de lo ocurrido y de personas que disponían de una información que se había ido transmitiendo oralmente. El colofón de ese trabajo ha sido la publicación hace tres años de Los Sucesos de Casas Viejas. Crónica de una derrota (Benalup-Casas Viejas, Beceuve, 2017).
Voluminoso y muy completo, resulta imprescindible para conocer lo ocurrido en 1933. Para ello se sumergió en las raíces históricas del microcosmos de Casas Viejas, en especial en la conformación durante el siglo XIX de una estructura social basada en el latifundismo agrario. Y no le faltó tampoco el tratamiento de las secuelas, fuertemente condicionadas por la guerra perdida y los cuarenta años de dictadura, y el eco que se mantuvo en la memoria de la gente.
Dentro de su fecunda labor investigadora y divulgadora, desde hace años hizo de su blog, Desde la Historia de Casas Viejas, uno de los principales focos de trasmisión de su conocimiento. A lo largo de centenares de entradas ha ido dejando constancia de esa dedicación, a la que, junto a la historia, no le ha faltado la presencia de otros aspectos, como el antropológico, el geográfico o el filológico. Por eso me he atrevido a decir que ese cuaderno digital se ha convertido en una verdadera enciclopedia sobre el municipio.
Es cierto que mi trato directo con Salustiano ha sido escaso. He acudido en varias ocasiones a Benalup-Casas Viejas para asistir a actos relacionados con la historia del municipio y en los que fue uno de los intervinientes. El último, durante la presentación del libro antes aludido y al que dediqué una entrada en este cuaderno.
Hace seis años, en julio de 2014, se acercó a Barbate para participar en la mesa redonda "Los barbateños en la IIª República y el golpe del 36", organizada por el Ateneo Republicano, y a la que él mismo dedicó una entrada en su blog. Este verano ha sido la última vez que tenido contacto con Salustiano, en esta ocasión a través del correo electrónico, y precisamente para hacerle una consulta sobre Cristóbal Moreno Peña, un vejeriego que residió en Casas Viejas en los años treinta, recaló en Zahara de los Atunes tras la guerra y acabó muriendo en la cárcel, condenado por haber colaborado con la guerrilla.
Cuando no hace mucho se le entregó la medalla de honor del municipio, Salustiano dejó constancia de su personalidad humilde y generosa. Tal como ha reproducido su hija Irene, que en el blog de su padre le ha dedicado la despedida "Adiós", su discurso acabó con estas palabras: “Personalmente quiero terminar insistiendo en que Benalup-Casas Viejas me ha permitido profundizar en su historia, en esa tela de araña que me ha atrapado y le ha dado sentido a mi vida. Estoy totalmente convencido de que en otros lugares no me lo hubieran permitido. Por ello, más que merecerme yo un reconocimiento por hacer lo que me gusta, regalo que agradezco y valoro, la gente de Benalup-Casas Viejas tiene mi gratitud; eterna e infinita”.
Por mi parte, en la dedicatoria que se publicó el mismo día de su muerte en la página electrónica de IU de Barbate, dejé escrito: “Ya es un gran mérito haber hecho de Casas Viejas el objeto principal de su labor investigadora, teniendo como protagonistas a las gentes humildes que sufrieron en otro tiempo todo tipo de injusticias y humillaciones”.