El juez Joaquín Aguirre acaba de lanzar un bombazo: en la investigación que está llevando a cabo en el entorno del procès catalán, ha metido de por medio nada más y nada menos que a Rusia y como consecuencia, claro está, a su presidente, Vladimir Putin. Pero vayamos por partes.
Fue en 2016 cuando, por la información trasladada por la Guardia Civil, empezó a investigar sobre un fraude en las subvenciones de la Diputación de Barcelona que, según se ha hecho constar, tenía como destino la financiación del procès catalán. En ello se vieron involucrados varios empresarios catalanes que, dentro de las formas al uso en tantos lugares, se vieron favorecidos por decisiones administrativas. Tras los acontecimientos acaecidos el 1-O de 2017, la investigación ha ido derivando hacia otras ramas, como la financiación de la estancia de Carles Puigdemont en Bélgica, o lo ocurrido hace un año, una vez conocida la sentencia contra las dirigencia del procès, con la irrupción de lo que se conoció como tsunami democratic.
Si hasta ahí todo parece que, real o no, podría haber ocurrido, el bombazo proviene de la existencia de una trama rusa. Nada más y nada menos. ¿De qué forma? Según la información obtenida por la Guardia Civil e incorporada por el juez a la instrucción, lo que ha ocurrido es que poco antes del referéndum de 2017 Rusia ofreció al gobern catalán 10.000 soldados rusos y hacerse cargo de la deuda catalana. Esta ayuda a la independencia de Catalunya estaría relacionado con el objetivo de que se convirtiera en una nueva Suiza.
No quedando ahí la cosa, en las investigaciones se ha involucrado también a dos personajes conocidos: Julian Assange y Edward Snowden. Ya sabemos, dos enemigos públicos de EEUU. El primero, por entonces refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, antes de ser entregado a las autoridades británicas, y reclamado por la justicia de EEUU tras las revelaciones de Wikileaks. Y el segundo, huido a Rusia después haber desvelado documentos considerados secretos por la seguridad de EEUU, aprovechando su puesto como empleado de la NSA, un organismo dependiente de la CIA.
Curiosamente la Guardia Civil reconoce en su informe que no dispone de pruebas sobre las subvenciones recibidas en su día por los empresarios involucrados. De esta manera se indicó que "No se puede determinar que por sí mismo los contratos menores constituyan una irregularidad", a lo que se añadió que “habría que verificar correctamente [la información] con los expedientes administrativos correspondientes".
Sea lo que sea, que en teoría es muy grave, ayer se procedió a la detención de 21 personas, que han sido acusadas de contribuir a la financiación de Carles Puigdemont y de grupos que han producido altercados en Cataluña. Y entre los argumentos aportados, lo de la sorprendente trama rusa.
La primera reacción de la embajada de ese país
en Madrid ha sido de un claro sentido de humor, ateniéndonos al tuíter que publicó ayer mismo:
“Ojo: La información aparecida en los medios españoles sobre la llegada de 10 mil soldados rusos a Catalunya está incompleta. Hace falta añadir dos ceros al número de soldados y lo más impactante de toda esta conspiración: las tropas debían ser transportadas por aviones ‘Mosca’ y ‘Chato’ ensamblados en Cataluña durante la Guerra Civil y escondidas en un lugar seguro de la [S]ierra Catalana hasta recibir a través de esas publicaciones la orden cifrada de actuar”.
Nos lo podríamos tomar con humor, como si se tratara de una historieta de Mortaledo y Filemón, si no fuera por el hecho de que es demasiado serio.
(La información ofrecida se ha basado en lo publicado por dos medios de comunicación digitales: eldiario.es, obra de Oriol Solé Altimira; y Naiz+).