Desde ayer ha cesado en sus funciones públicas quien es rey
emérito. Lo comunicó hace unos días y no pudo acabar mejor su dedicación a la
patria que presidiendo uno de los actos que mejor representan lo que su
institución representa: una corrida de toros.
Hace cinco años por estas fechas se vio obligado a abdicar y dar el relevo a su hijo (cosas de amantes y rinocerontes). Hubo de montarse una operación de altos vuelos pactada por los líderes del bipartito (Mariano Rajoy, que era también jefe de gobierno, y Alfredo Pérez Rubalcaba, que hizo su último servicio al estado) y trazada por los fontaneros de la Casa Real y de su entorno.
Hace cinco años por estas fechas se vio obligado a abdicar y dar el relevo a su hijo (cosas de amantes y rinocerontes). Hubo de montarse una operación de altos vuelos pactada por los líderes del bipartito (Mariano Rajoy, que era también jefe de gobierno, y Alfredo Pérez Rubalcaba, que hizo su último servicio al estado) y trazada por los fontaneros de la Casa Real y de su entorno.
Estábamos en un momento importante. Había efervescencia en las movilizaciones sociales contra los recortes en derechos sociales y civiles. El cerco al PP por los casos de corrupción aumentaba. El caso Iñaki Urdangarín estaba haciendo arder los medios judiciales. El bipartito había salido malparado en las urnas de las elecciones europeas. Podemos acababa de irrumpir en el escenario político con su inesperado 8% en dichas elecciones. Sin embargo, pese a que se convocaron concentraciones por distintas ciudades del país, la respuesta fue tímida. La dirigencia de Podemos no prestó interés por ellas. Ya se sabe, lo de las prioridades, la oportunidad...
Cinco años después parece que tenemos asentado al nuevo rey. Dando muestras de un mayor grado de intervencionismo en lo político, como ocurrió cuando lo del 1-O catalán. Y hasta cabreándose de vez en cuando, como hizo el domingo por una bandera mal izada. Cinco años en los que parece que estamos volviendo a la normalidad de antes, después de lo visto en las últimas elecciones, con los grupos del bipartito resistiendo. Viendo, además, el desmoronamiento de la fuerza política que se veía por aquel entonces conquistando el cielo.
Julio Anguita, durante una entrevista televisiva, se refirió el pasado sábado al recién jubilado con el apelativo comedido de "pícaro", después de las aventuras de todo tipo que ha protagonizado.
En fin, es lo que hay y ¡olé!