Las prioridades se han centrado hasta ahora en los partidos, los escaños obtenidos y los posibles pactos postelectorales. En esta ocasión me voy a referir a algo que hasta ahora no se prestado atención, esto es, los resultados habidos en el conjunto del estado, atendiendo a la participación, los bloques políticos y la diferencia en relación a las elecciones de 2016. Dejo a un lado, de momento, a los mensajes lanzados hasta ahora por las dirigencias políticas. También, aquellas opiniones que tratan asuntos como qué es o no es izquierda, como si estuvieran discutiendo sobre el sexo de los ángeles. Vayamos, pues, al grano.
La participación ha sido de 26'4 millones de votantes (75'8%), superior en 2,2 millones (6 puntos más) a las de 2016, que tuvo 24,2 millones de votantes (69'8%).
Los resultados por bloques, a veces con combinaciones y/o agrupaciones diferentes, son los que siguen:
a1) Bloque de la izquierda (PSOE, UP, ECP, ERC, EH-B, Comp., BNG, EM, FR, MES, PCs): 12'9 millones de votos (49,8%).
b) Bloque de la derecha españolista (PP, Cs, Vox, NA+): 11'2 millones de votos (43,2%).
a2) Bloque de la moción de censura (PSOE, UP, ECP, ERC, EH-B, Com. + PNV, JxS): 13'6 millones de votos (52,5%).
a3) Bloque de la moción de censura y resto de la izquierda: 13'8 millones de votos (53,3%).
Esto es, el bloque de la derecha españolista (b) pierde sobre los bloques conformados en las agrupaciones a1, a2 y a3. La diferencia, respectivamente, es la siguiente:
a1) - b) = 1,6 millones de votos (6,2%).
a2) - b) = 2,2 millones de votos (9,3%).
a3) - b) = 2,4 millones de votos (10,1%).
Y en la comparación con las elecciones de 2016:
El bloque de la izquierda (a1) ha subido 1,6 millones de votos (4 puntos porcentuales).
El bloque de la derecha españolista (b) ha bajado 159.000 votos (-4 puntos porcentuales).
El bloque de la moción de censura (a2) ha subido 1,7 millones de votos (2,1 puntos porcentuales).
Y el total del bloque de la moción de censura y el resto de la izquierda (a3), 1,9 millones de votos (2,1 puntos porcentuales).
Ayer me referí a las dos Españas tan diferenciadas territorial y políticamente. De los datos antes presentados se puede deducir que la España abierta, diversa, tolerante o democrática supera a la otra, cerrada, uniforme y retrógrada. Tarea difícil a la hora de conjugar situaciones y, sobre todo, ganar terreno frente a los herederos de la España negra. La
misma que ha estado en la mente de una parte de la población, reivindicándola, antes y durante la
campaña electoral. Tarea, empero, necesaria.