La polémica está suscitada y el propio ayuntamiento madrileño ha señalado que incumple las ordenanzas municipales dado su carácter tránsfobo, por lo que está estudiando la forma de prohibir que el autobús circule por las calles de Madrid. Los grupos de izquierda también se han manifestado en contra. IU considera que el mensaje que está lanzando "refuerza la desigualdad y el odio por motivos de identidad y orientación sexual en una región donde las agresiones homófobas se han incrementado en los últimos años”. Hasta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, lo ha criticado, calificándolo de lamentable y pidiendo la intervención de la justicia.
Lo que resulta evidente es que el grupo integrista católico, que entronca claramente con los mensajes que reiteradamente están lanzando algunos obispos, está mostrando, además de su carácter retrógrado, una ignorancia supina. Confundiendo sexualidad con identidad, sexo con género, transexualidad con intersexualidad... Una manifestación más de esas corrientes de pensamiento que vulneran los derechos de las personas, interfiriendo a su libertad personal.