Hace unos días se hizo público el último barómetro del CIS. Entre la información que presenta, en esta ocasión hay un dato que llama la atención relacionado con la valoración de los líderes políticos: Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, es el que obtiene la puntuación más alta entre quienes dirigen los partidos en el ámbito estatal. A primera vista podría ser una buena noticia para su partido, teniendo en cuenta que también en la estimación de voto es el único grupo que sube.
El problema viene cuando se analiza más detenidamente el dato. Es corriente, y hasta lógico, que en la valoración que cada líder recibe la puntuación sea más alta entre quienes se identifican en mayor medida con el partido que dirigen, mientras que progresivamente vaya disminuyendo dicha puntuación según se alejen ideológicamente. Es lo que ocurre con todos los líderes, excepto en esta ocasión con Fernández. ¿Que ha ocurrido? Veámoslo a continuación.
La puntuación que ha obtenido entre su electorado es de de 5,11. Similar a la dada por los electorados de Ciudadanos, con 5,26, y PP, con 5,05. Por la izquierda, sin embargo, las puntuaciones son bastante más bajas: Unidos Podemos, 2,78; En Comú Podems, 2,56; Compromís-Podemos-EUPV, 2,64; y En Marea, 2,88. Entre los grupos nacionalistas, de derecha o izquierda, no llega a 2.
Si nos atenemos a la adscripción ideológica, Fernández obtiene las siguientes puntuaciones: el electorado que se sitúa en el nivel 4, propiamente de centro-izquierda, le da un 3,9; el de 5, un 5,2; el de 6, un 5,2; y en el situado entre el 7 y el 10, es decir, el electorado de la derecha, oscila entre el 4,2 y el 5,2. Por la izquierda la cosa cambia: el electorado de 3 le da un 4; el de 2, un 3,1; y el de 1, un 1,7.
En resumidas cuentas: a Javier Fernández, actual líder institucional del PSOE, se le valora bastante más por la derecha que por la izquierda. Por ahora les están agradeciendo los favores prestados. Más adelante veremos si Roma paga a los traidores.