Rita Maestre ha lanzado una campaña a través de las redes sociales que busca sensibilizar al entorno de Podemos en favor de la corriente interna a la que pertenece. Número 2 de la candidatura liderada por Íñigo Errejón para el Consejo Ciudadano, ha sido muy explícita en dar contenido a lo que esa corriente considera que debe recuperarse en Podemos, siendo el color morado, berenjena aparte, sólo el símbolo que la identifica exteriormente.
La guerra interna en la que está sumido Podemos está siendo muy profunda y sonora a la vez. Lo primero, porque el fuego cruzado del que está haciendo gala las tres corrientes en disputa ha ido a más a medida que se acerca la conocida como Asamblea Vistalegre 2. Lo segundo, porque se aúna su propio interés en hacer de lo mediático un altavoz de lo que defiende cada corriente con el de los medios de comunicación del sistema por intentar acabar con el experimento.
En el debate que están llevando a cabo, IU aparece de vez en cuando como un elemento de disputa y diferenciación. En la campaña lanzada por Maestre resulta evidente. Considero que en el fondo también se encuentra en liza la política de alianzas que Podemos se ha visto obligado a desarrollar desde 2015. Primero fueron las confluencias municipales, luego las relacionadas con varias comunidades autónomas (Cataluña, Galicia, País Valenciano) y la última con Unidos Podemos. Curiosamente esa toma de distancia de hecho hacia dichas alianzas tiene un complemento en la postura que el llamado errejonismo mantuvo hace un año durante el periodo de la investidura del jefe de gobierno tras las elecciones de diciembre de 2015. El errejonismo defiende, en nombre de la transversalidad, una mayor flexibilidad en la política de alianzas institucionales. De ahí su mayor moderación en las formas y en el mensaje. Es lo que le llevó a plantearse, si no defender, que saliera adelante el pacto entre PSOE y Ciudadanos, con Pedro Sánchez de jefe de gobierno.
Tengo pocas dudas que el sistema y sus medios de comunicación están utilizando a Errejón y su gente para dinamitar a Podemos. De ahí que le estén dando mayor cancha en los medios y estén aireando en mayor medida las críticas que están lanzando contra Iglesias y su corriente. Operaciones parecidas ya ha habido en más ocasiones, aunque hayan sido en contextos diferentes. Recuerda bastante a lo ocurrido en los años noventa dentro de IU con las ayudas recibidas por Nueva izquierda.
No voy a defender ahora Iglesias y el pablismo. He escrito mucho sobre Podemos desde sus orígenes y los distintos periodos cambiantes que ha pasado en apenas tres años, donde no me ahorrado en criticar comportamientos que me han parecido vergonzoso e indignantes. El problema para Iglesias y el pablismo es que está sufriendo ahora un acoso interno que desconocía, pero que tenía que llegar y para lo que no existe vacuna. Atrás quedan el rápido aumento de los apoyos electorales que ha ido recibiendo Podemos y el progresivo encumbramiento personal del propio Iglesias. Ahora le toca lidiar con una realidad muy propia de la izquierda: la pluralidad que puede devenir en división.
Siempre he defendido la unidad de la izquierda desde proyectos comunes y compartidos que busquen la transformación social hacia un mundo más solidario. La aparición de Unidos Podemos, no siendo lo ideal, es una forma de encontrar puentes de unidad. Hay quienes no la quieren. Sea cual sea el color al que apelen para identificarse.