Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, no va a abrir los comedores sociales durante los días de navidad. La razón le parece clara: en Madrid no hay problemas de desnutrición, sino de obesidad. Y lo ha dicho tan pancho -no es la primera vez- en el debate parlamentario, tras la petición del portavoz del PSOE para que dichos comedores se abrieran con el fin de que no hubiera ningún niño y ninguna niña sin poder tener al menos una comida caliente al día. González, además de desalmado, es ignorante. Ha negado, una vez más, que en su comunidad autónoma haya malnutrición infantil, lo cual no es cierto. Y una de las pruebas es precisamente la obesidad, que es un trastorno alimentario que se manifiesta con frecuencia -sobre todo en los países desarrollados- en el consumo excesivo de alimentos con grasas saturadas de mala calidad. El acceso a ese tipo de alimentos entre los sectores sociales más vulnerables se explica, pues, porque son los más baratos. En los países desarrollados la relación entre pobreza y obesidad es muy estrecha. El señor González cree lo contrario: para constatar que existe malnutrición, debe haber personas escuálidas e incluso con el vientre hinchado. Resulta claro que este señor y su "PPartido" viven en otro mundo.