La fecha del 20 de noviembre tiene un sabor especial en este país. Fue el día de las muertes, con 39 años de diferencia, de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco. Dos fascistas. El primero, promotor. El segundo, dictador perpetuo. El primero fue ejecutado en plena guerra por las autoridades republicanas, creando así un mártir para la causa fascista. Se dice que Franco no tuvo interés en evitarlo, pese a las ofertas de intercambio que le hizo el gobierno republicano. Sospecho que la muerte de Franco, ya en 1975, se retrasó a ese día para hacerla coincidir con la de Primo de Rivera. Teniendo en cuenta el tiempo que estaba mantenido vivo artificialmente desde semanas antes, no creo descabellada mi opinión. Así se hacían coincidir aniversarios y mausoleos. Juntos están en el mamotrético Valle de los Caídos.