La Segunda
Guerra Mundial fue una consecuencia del tratado de Versalles (1919). El tratado
de Locarno (1925), forzado por Francia para garantizar el cumplimiento del
primero, permitió una estabilidad internacional pasajera. Pero el acceso al
poder en 1933 del partido nazi en Alemania se materializó en la denuncia de los
dos tratados y la aplicación de una política de rearme (aumento de gastos,
remilitarización del Rin, etc.) y de expansión territorial (Austria, primavera
de 1938; Sudetes, verano de 1938; Bohemia y Moravia, primavera de 1939; y
Polonia, verano de 1939). Todo ello estaba acorde con la conocida como doctrina
del espacio vital, que tenía como objetivo el control total del centro y este
de Europa, y de la URSS, con el fin de disponer de recursos naturales y
mercados suficientes para mantener a la Gran Alemania.
Paralelamente
en el extremo oriente Japón continuaba su política expansionista. Tras la
guerra contra Rusia (1904-05) y la ocupación de Corea (1910), se anexionó
Manchuria a costa de China (1932), país que acabó invadiendo en 1937. Hasta la
invasión alemana de Polonia el ejército japonés ejerció una fuerte presión
sobre la frontera de la URSS, con escaramuzas militares y, ya en mayo de 1939,
la invasión de Mongolia. Todo ello obligó a que la URSS tuviera que reforzar su
frontera. Iniciada la Segunda Guerra Mundial, Japón se orientó al sureste
asiático y Oceanía.
En octubre
de 1936 Alemania e Italia crearon el Eje Berlín-Roma; en el mes siguiente
Alemania y Japón firmaron el Pacto Antikomintern, al que se unió al año
siguiente Italia, conformando de hecho el Eje Berlín-Roma-Tokio. Estas afinidades
se completaron con apoyos a la conquista italiana de Abisinia (1935) o al bando
franquista en la guerra española de 1936-39.
En
septiembre de 1938 Gran Bretaña y Francia acabaron cediendo en el Pacto de
Munich, donde se permitió la anexión alemana de los Sudetes. La anexión
definitiva de Checoslovaquia en marzo de 1939 no impidió que las dos potencias
occidentales europeas rechazaran los intentos por parte de la URSS para llegar
a un acuerdo que frenara el expansionismo alemán.
Por esas
fechas Hitler había confesado a un diplomático de la Sociedad de las Naciones:
“Todo lo que yo emprendo está dirigido contra Rusia. Si Occidente es demasiado
estúpido y ciego para entenderlo, me veré obligado a llegar a una alianza con
los rusos y derrotar después a Occidente, de manera que después de su derrota
pueda dirigirme contra la Unión Soviética con topas las fuerzas que pueda
reunir”*.
Aislada,
pues, la URSS, en agosto de 1939 acabó aceptando la oferta alemana de un pacto
de no agresión. El día 23 los ministros de Asuntos Exteriores, Ribbentrop y
Molotov, firmaron en Moscú el pacto germano-soviético. Alemania evitaba
momentáneamente el efecto tenaza en su flanco oriental, mientras que la URSS
ganaba tiempo para preparar su industria de guerra ante un previsible ataque
alemán, desplazándola al este de los Urales. Desde determinados ámbitos políticos e historiográficos se hace especial hincapié en la existencia de un protocolo secreto mediante el cual se llevó a cabo el reparto de Polonia, algo que no está documentalmente demostrado.
Lo que sí es cierto es que la URSS tenía interés en recuperar, de un lado, los territorios perdidos en el tratado de Brest-Litovsk de 1918, como eran el este de Finlandia, las repúblicas bálticas y Besarabia; y de otro, los cedidos a raíz de su derrota en la guerra contra Polonia entre 1919 y 1920, delimitados al este de la conocida como línea Curzon, y parte de Bielorrusia y Ucrania.
Lo que sí es cierto es que la URSS tenía interés en recuperar, de un lado, los territorios perdidos en el tratado de Brest-Litovsk de 1918, como eran el este de Finlandia, las repúblicas bálticas y Besarabia; y de otro, los cedidos a raíz de su derrota en la guerra contra Polonia entre 1919 y 1920, delimitados al este de la conocida como línea Curzon, y parte de Bielorrusia y Ucrania.
La
ocupación alemana del oeste de Polonia se inició el 1 de septiembre y dos días después
Gran Bretaña y Francia acabaron declarando la guerra a Alemania. Había empezado
la Segunda Guerra Mundial.
*
En Dimenico Losurdo, Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra (El Viejo Topo, 2011, p. 212), citando a Ernst Nolte.
(Imagen:
"Cadáver de caballo", de Otto Dix).