La Agencia Tributaria ha hecho pública la primera lista de empresas y personas que deben cantidades millonarias al fisco, con un montante total de alrededor de quince mil millones de euros. Mucho dinero, sí, pero soportable para quienes lo deben y seguramente sólo una parte de lo que por otro lado han conseguido distraer de otras formas. Los resultados de las elecciones no han dado nada seguro de cara a la conformación de una nueva mayoría parlamentaria, por lo que la ingeniería política del sistema ha empezado ya a funcionar dentro de un nuevo escenario. La posibilidad que está cobrando más fuerza ahora es la de un gobierno del PP sin mayoría propia y obligado a pactar en las cámaras. Después de lo hecho durante los cuatro años anteriores, pagado en las elecciones con la pérdida de 3,6 millones de votos, la decisión de Montoro ayudaría a tomar oxígeno y a ganar credibilidad al nuevo gobierno. La otra posibilidad, digamos que de recambio o una especie de plan B, es la convocatoria de nuevas elecciones. Y aquí la decisión de Montoro sigue sirviendo para lo mismo. Una medida, en todo caso, cosmética, pero con una enorme carga simbólica.
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miércoles, 23 de diciembre de 2015
El trasfondo de la lista de morosos fiscales
La Agencia Tributaria ha hecho pública la primera lista de empresas y personas que deben cantidades millonarias al fisco, con un montante total de alrededor de quince mil millones de euros. Mucho dinero, sí, pero soportable para quienes lo deben y seguramente sólo una parte de lo que por otro lado han conseguido distraer de otras formas. Los resultados de las elecciones no han dado nada seguro de cara a la conformación de una nueva mayoría parlamentaria, por lo que la ingeniería política del sistema ha empezado ya a funcionar dentro de un nuevo escenario. La posibilidad que está cobrando más fuerza ahora es la de un gobierno del PP sin mayoría propia y obligado a pactar en las cámaras. Después de lo hecho durante los cuatro años anteriores, pagado en las elecciones con la pérdida de 3,6 millones de votos, la decisión de Montoro ayudaría a tomar oxígeno y a ganar credibilidad al nuevo gobierno. La otra posibilidad, digamos que de recambio o una especie de plan B, es la convocatoria de nuevas elecciones. Y aquí la decisión de Montoro sigue sirviendo para lo mismo. Una medida, en todo caso, cosmética, pero con una enorme carga simbólica.