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sábado, 1 de septiembre de 2012
Informes científicos erróneos
La profesionalidad de la policía científica española se ha puesto en duda con el caso de la desaparición de Ruth y José, menores de quienes que se cree que han sido objeto de muerte y desaparición por su propio padre. Un informe erróneo, que confundió huesos humanos por otros de animales, ha alterado y retrasado la investigación que se está llevando a cabo desde hace casi once meses. Erróneo, porque otros dos informes, independientes entre sí, que acaban de salir a la luz hace unos días, han determinado que se trata de restos humanos en forma de huesos y dientes. Francisco Etxeberría y José Mª Bermúdez de Castro, sus autores, son científicos de reconocido prestigio en campos tan diferentes como la antropología forense y la antropología prehistórica. Si el segundo es uno de los directores del yacimiento de Atapuerca, el primero ha participado en investigaciones de muertes en Chile durante la dictadura de Pinochet y sobre las fosas comunes del franquismo. Pero no sólo. También estuvo en la identificación de los restos de Lasa y Zabala, militantes de ETA enterrados en cal viva y desaparecidos a manos de guardias civiles. Poco se ha hablado, además, que ha investigado numerosos casos de tortura contra personas acusadas de pertenecer o colaborar con ETA. ¡Ay, lo que duele eso! Torturas que han sido denunciadas reiteradamente por parte de Amnistía Internacional y otros organismos internacionales. También estos días hemos conocido el informe de la médica forense de la Audiencia Nacional, Carmen Baena, que ha negado que la enfermedad de Iosu Uribetxebarría sea terminal, en clara contradicción con diferentes informes médicos emitidos durante las últimas semanas. Me temo que en los servicios de investigación científica de determinadas instituciones del estado hay profundas fallas profesionales y también otras cosas. Lo que es peor.