La diputada de Coalición Canaria Ana Oramas declaró ayer en un programa de Radio Nacional que "un alto cargo del PP, muy alto cargo, me dijo que a Amaiur le corresponderá tener grupo parlamentario propio, ganará en el Constitucional, pero tardará tres años". Más que sorprendentes palabras, demoledoras por su significado: poner al descubierto la operación política trazada por el PP, y consentida por el PSOE y CiU con su abstención, que perseguía castigar al grupo vasco.
En distintos lugares se están sucediendo protestas por la marcha de las investigaciones judiciales sobre el robo de bebés habido desde los tiempos del franquismo y proseguido en los años posteriores. Hay jueces y fiscales que están sobreseyendo las causas iniciadas. Resulta claro que se quieren tapar las tramas de corrupción que se organizaron y donde existen involucraciones de médicos, monjas, burócratas de diversa ralea, cargos políticos del régimen...
Son dos de los muchos casos en los que las decisiones políticas y judiciales resultan más que altamente sospechosas, cuando no evidentes. Muestras de cómo la justicia no es justa, sino que está tremendamente manipulada. O que quienes tienen las riendas del poder legislativo se agarran a procedimientos legales y su burocracia para dilatar posibles decisiones contrarias. Unos poderes, el judicial y el legislativo en lo que nos ocupa, que están podridos. Una justicia que tiene en curso tres acusaciones de prevaricación contra el juez Garzón, es decir, por haber tomado una resolución a sabiendas de que lo hacía injustamente. Un delito que resulta difícil de probar, en la medida que resulta difícil juzgar las intencionalidades. Un delito que estadísticamente resulta minoritario, pero que se ha concentrado de pronto, por partida triple, en un solo juez por investigar una trama de corrupción, delitos contra la humanidad... Mientras tanto, los familiares de los bebés que robaron, que se cuentan por miles, tienen que sufrir la desazón por las trabas que se les pone en su lucha contra la impunidad. Y los parlamentarios de Amaiur tienen que esperar hasta el final de la legislatura por una estratagema del PP. Prevaricar..., ¿qué es eso?