viernes, 29 de enero de 2010

Una mirada entre el pasado y el presente (2)

El otro día mi compañera Olga Rendón publicó la segunda parte del artículo "El instituto Trafalgar, a través de sus 40 años", referido al 40 aniversario de la creación del instituto Trafalgar. Su Cuaderno del Trafalgar sigue, como expresión del trabajo que están haciendo en el Proyecto Integrado "Medios de comunicación". Para quine quiera puede pinchar en el enlace del blog (http://cuadernodeltrafalgar.blogspot.com/), pero, como ya hice el 1 de diciembre con la primera parte, voy a reproducir la segunda en esta misma entrada.  



El instituto Trafalgar, a través de sus 40 años de vida (2ª parte)


Los estudios para personas adultas y la formación profesional

Los antiguos estudios nocturnos pasaron con la LOGSE y las leyes educativas posteriores (LOCE y LOE) a ser la educación de personas adultas. El Trafalgar, por tanto, ha tenido que adaptarse a la nueva normativa, de manera que junto con los dos niveles de Bachillerato, herederos de 3º de BUP y el COU, se encuentra la Educación Secundaria de Adultos o ESA, que cumple la labor de posibilitar las obtención del certificado de estudios secundarios a quienes tienen más de 16 años.

No podemos olvidar los estudios de formación profesional. Barbate tuvo entre 1966 y mediados de los 70 un centro provisional dependiente del Instituto Social de la Marina, situado en unas instalaciones prefabricadas frente al puerto pesquero, donde se podían cursar estudios de mecánico naval, patrones de pesca de litoral, radiotelegrafistas y cocineros de a bordo. Desde 1975 ó 1976 bastantes jóvenes tuvieron que cursar sus estudios de formación profesional en Vejer, sobre todo, Sanlúcar, Cádiz, Algeciras...

Hubieron de pasar muchos años para que la formación profesional reglada, llamada actualmente ciclos formativos, se iniciara en Barbate y, en concreto, en el Trafalgar. El primer ciclo formativo, de grado medio, fue el de Tratamiento de Alimentos y Conservas, iniciado el curso 2000-01. Duró poco. Más éxito han tenido los estudios de informática desde que en el curso 2001-02 se empezara a impartir un ciclo de grado superior y unos años después, desde el 05-06, otro de grado medio. El ciclo formativo de grado medio de Cocina, que se ha impartido en años anteriores, ha pasado desde el actual curso a depender del instituto Torre del Tajo. El último que se ha ofrecido corresponde a la Atención Socio-Sanitaria, un ciclo, también de grado medio, iniciado en el curso 2007-08 y que, al menos por ahora, goza de buena salud.

Un trasiego continuo de profesorado y personal no docente

El profesorado que ha pasado también ha sido numeroso. Muchas caras han visitado las aulas y han sido objeto de admiración, temor o indiferencia de miles de estudiantes. Una parte importante ha estado o está de paso por distintas razones. Ha habido quienes se han mantenido durante un tiempo, mayor o menor, llegando en algunos casos a la jubilación. En todo este tiempo sólo he conocido cuatro jubilaciones y, además, recientes: Mariano Silva, Victoriano Alonso, Joaquín Cort y Abelardo Muñoz. Peor suerte ha tenido Javier Velázquez, fallecido este año, cuando la acariciaba. Él y Esteban Domínguez han sido los únicos fallecidos siendo profesores del centro y encima en el mismo año.

Alrededor de una tercera parte, en la que me incluyo, lleva bastante tiempo dando clases. Si no he hecho mal las cuentas, ocho ya estaban cuando llegué (Antonio y Manolo Casas, María Alaminos, Mª José Soriano, Diego Varo, Ignacio Castrillón, Leonor Malia y Carmen Relinque) y siete se mantienen entre quienes llegaron poco después que yo (Isabel Pérez, Luis Valverde, Antonio García, Vicente Villar, José Miguel Martínez, Isabel Reyes y Marta Hurtado). A esta lista se podrían añadir otros dos, llegados hace unos diez años (Isidoro Lozano y Agustín Montañés), y quienes como Olga Rendón, que puede llevar… ¿siete años?, tienen visos de mantenerse. Una pequeña parte está en las puertas de la jubilación, mientras que al resto, entre quienes me incluyo, todavía le queda algunos años de trabajo.

Entre el personal no docente, destaca Encarna. Sus casi 35 años ocupando una de mesas de la secretaría la han convertido en una verdadera institución del centro. En la conserjería José Antonio Cabeza, que ya estaba, y Marian, que llegó al poco que yo, se encuentran también entre quienes llevan bastantes años.