Recibí ayer por la mañana en el instituto una llamada de un profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. De Agustí Vehí Castelló, en concreto. Fue sorprendente en la medida que no nos conocíamos, pero también por el motivo. Me dijo que había podido leer por internet los dos artículos míos que publicó la revista electrónica El Catoblepas en julio ("La Historia de España de los últimos 75 años y el fenómeno revisionista") y agosto ("Objetividad histórica frente a la deformación de la realidad") de 2009, y las respectivas contestaciones de José Manuel Rodríguez Pardo en agosto ("Revisionismo histórico de la Leyenda Negra antiespañola") y septiembre ("Argumentos de autoridad de un presunto historiador"), si bien desconocía la de Pío Moa del mismo mes agosto ("La quiebra de la historia progresista").
Me felicitó por el contenido de mis artículos y por los argumentos esgrimidos para rebatir los presupuestos teóricos tan endebles, con orígenes en la historiografía franquista, y con clara intencionalidad política... (¿por qué no decirlo) fascista, propia de esa corriente de publicistas de la historia que, a la vez de que venden mucho, manipulan de la peor de las maneras la realidad histórica y del presente. También me trasladó su apoyo por los ataques personales de quien contestó a mis artículos. Artículos, por cierto, de los que se hicieron eco varios foros fachosos y similares, donde siguieron con sus epítetos contra mi persona.
Estuvimos hablando un poco, pero nos entendimos a la perfección. Por mi parte le agradecí su llamada y sus palabras. Que un humilde profesor de instituto e historiador residente en la costa atlántica gaditana haya recibido una llamada de tan lejos (sólo físicamente) por parte de un profesor de una universidad barcelonesa, también historiador, escritor y más (internet lo puede casi todo), me congratula y me llena de satisfacción. Gracias, Agustí.