Son conocidas las instrucciones dadas por la consejería de Salud madrileña durante el confinamiento por la pandemia del covid-19, prohibiendo el traslado desde las residencias de personas mayores a los hospitales públicos, no así hacia los centros privados. Son los conocidos como "protocolos de la vergüenza", que llevaron al consejero de Asuntos Sociales, Alberto Reyero, a denunciarlos e incluso dimitir. Los mismos protocolos que ocasionaron más de siete mil muertes en las residencias de mayores, dando lugar a una sobremortalidad. Manuela Bergerot, de Más Madrid, volvió a denunciar ayer lo ocurrido durante la sesión de la Asamblea de Madrid, después que el gobierno madrileño se siga negando a hacer públicas las actas elaboradas durante esas semanas por la Policía Local. Y la respuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid fue muy clara: "Cuando
una persona mayor estaba gravemente enferma con el covid, con la carga viral
que había entonces no se salvaba en ningún sitio". Lo dicho: una forma de banalizar la muerte.