viernes, 2 de febrero de 2024

La presencia del PTE y la JGRE en la literatura


Hace casi dos décadas hice un repaso de la presencia en el mundo de la literatura del Partido del Trabajo de España y las organizaciones de su entorno (JGRE, CSUT, SOC, ADJ, ADM...) . Como tales o a través de sus militantes. En su mayoría se trata de novelas, pero no falta la poesía. Casi todas, escritas por plumas conocidas. Y en algunos casos, resultado de experiencias personales. Que hayan ido apareciendo constituye el reflejo de los años del tardofranquismo y la Transición, así como de lo que vino después. Ahora rescato lo que escribí entonces, aunque con algunas pequeñas modificaciones y un añadido. 

Ha habido militantes (exmilitantes, en realidad) que han hecho de sus novelas una especie de purificación de su paso por la organización. Como el caso de Andrés Trapiello en su novela El buque fantasma. Su título ya indica la naturaleza y el fin de la empresa en la que se embarcó, y de la que, al parecer, según sus propias palabras, supo salirse a tiempo. 

También Mercedes Soriano se ha sumergido en sus años de militancia a través de una trilogía compuesta por las novelas Historia de no, Contra vosotros y ¿Quién conoce a Otto Weininger? Resultan también una forma de autoexpurgación, personal y generacional, de sus años de lucha política. Nos pinta un mosaico de  flaquezas personales y colectivas, que son para ella, en el fondo, las de su generación. En sus obras asoman más las miserias que las grandezas, porque las secuelas, es decir, el después,  llevaron, en ese “sálvese quien pueda” o “tonto el último”, a que cada cual se asentara en lugar de la jerarquía social que le correspondía, olvidándose de los ideales por los que lucharon.

Ha habido también algún escritor que describe el desencanto de la generación joven que lucha contra el franquismo en sus momentos finales, como hace Raimundo Castro en La quema. En ese fresco de protagonistas de distintos grupos de izquierda, se menciona en algunas ocasiones al partido (en forma de PCE(i) o de PTE) y a su organización juvenil (JGR), desde la propia historicidad de los acontecimientos y a través de un personaje, caracterizado por el oportunismo político, que acaba haciendo lo que inicialmente criticaba.

Manuel Vázquez Montalbán, en su excelente novela El pianista, donde plantea el problema de la coherencia política de las personas en dos generaciones y en tres momentos de sus vidas, también da paso en uno de sus escenarios al “PCI”. En el más cercano en el tiempo, en pleno desencanto y victoria electoral del PSOE, donde nos muestra un friso de travestismo político galopante, aparece un Ventura en situación terminal, “ahora traductor gandul” y “escéptico”, al que le piden que hable como “mi comisario político. Primero en el PSUC y luego en el PCI”. O del que dicen que ha pasado por el “PSUC, la UER, el PCI, Bandera Roja y otra vez al PSUC”. Luego aparece también un tal el Onírico, llamado por Ventura el Sherpa, “que salió del partido, se hizo atracador del PCI, luego a budista y llegó a Nepal más de una vez”. Y no falta un breve diálogo entre un socialista, un antiguo “chino” y el mismísimo Javier Solana, recordando el segundo las octavillas que lanzó porque “no teníais ni medio militante en la universidad”, pero dejando claro que “yo ya no soy chino. Soy independiente y pragmático”. Del mismo autor hay una breve referencia en su obra Los mares del sur, cuando describe los muros de ladrillos de un barrio suburbano de Barcelona, donde hay carteles de varios partidos y entre ellos uno del PTE: “Contra el reformismo. Vota al Partido del Trabajo”.

Desde otro punto de vista, un periodista conocido, Juan Luis Cebrián, autor de algunas obras de literatura, utiliza su Francomoribundia para, en el fondo,  ensalzar  a la generación de la Transición y en ella la de los pequeños grupos, como el propio PTE, que contribuyeron a la traída de la libertad y cedieron en sus pretensiones revolucionarias.

Pedro Sevilla disecciona en su novela 1977 el microcosmos de un pueblo andaluz, gaditano para ser más concreto, durante el año en que se celebraron las primeras elecciones después de cuatro décadas de dictadura y se sucedieron varias acciones armadas del GRAPO. El SOC y Paco Casero tienen su hueco en la novela, como abnegados luchadores y soñadores, pero ajenos a una realidad que acabará por dejarlos como reliquias del pasado.

José Ruiz Mata, en El muro, nos lleva a los recuerdos, en realidad  reflexiones, de una mujer madura que, después de haber criado a sus hijos, se ha sumido en una especie de vacío vital. Con Jerez de la Frontera como ámbito reconocible. Siendo joven, ella y su madre fueron desposeías del patrimonio familiar acumulado por el abuelo (uno de tantos vencedores de la guerra), pero lograron sobrevivir con cierta dignidad gracias a la solidaridad transgresora de la abuela. Su marido, militante antifranquista (Unión Democrática de Soldados, el “Partido”,  Sindicato de Obreros del Campo…), tras la Transición acaba integrándose en el nuevo sistema como propietario de un pequeño negocio. La novela es una reivindicación del papel de las mujeres: de la abuela, de la madre, de las jornaleras y de ella misma, que, pese a ser tratada con desprecio en el entorno en que ha vivido, fue la que sostuvo la familia mientras el marido combatía la dictadura.

Ramón Tamames no ha concedido al PTE ni a otros grupos similares un hueco a su Historia de Elio, una narración del sueño de la ruptura democrática, en la que ha priorizado por encima de todo su protagonismo personal.

Diferente es el caso del escritor franquista Fernando Vizcaíno Casas, quien en su novela Y al tercer año resucitó hace mención puntualmente en varias ocasiones al PTE o la CSUT, a través de varios militantes que son retratados dentro de los tópicos burdos propios de su mentalidad franquista. Así, aparecen el tornero Sánchez, sindicalista de la CSUT, que protagoniza un episodio tras su despido; el director de cine Jiménez, del PTE, vinculado ahora a películas de sexo; o el militante anónimo del barrio madrileño de Usera, al que califica de exaltado, protagonista de un intento de querer hacer el amor en público con una militante de las juventudes socialistas, que a su vez estaba participando en una campaña a favor del voto a los 16 años. Incluso llega a mencionar a los maoístas de Granada que radicalizan la lucha sindical, si bien sin nombrar a ningún partido en concreto. Más vagas son las referencias que hace en una obra anterior, De “camisa vieja” a chaqueta nueva. En este caso escribe sobre “las distintas tendencias del maoísmo” dentro de los grupos unitarios de oposición o al propio PT, participante en la reunión del hotel Eurobuilding en septiembre de 1976. Incluso, para describir a la juventud “inconformista” de origen burgués durante la Transición, habla de una habitación con los pósteres del Che, Mao tse Tung y Marlon Brando.

En el mundo de la poesía Gabriel Celaya dedicó un poema a la Asociación Democrática de la Juventud, vinculada a la JGR, con el título “Palabras de un viejo gudari a los jóvenes vascos”. Comparaba a los jóvenes luchadores del momento  con los gudaris de su tiempo, algo de lo que se enorgullecieron quienes consiguieron que se los dedicara.

Y Rafael Alberti hizo lo propio con Francisco Javier Verdejo, muerto en Almería durante el verano de 1976, como consecuencia de los disparos de un guardia civil, cuando pintaba el lema favorito de su partido: “Pan, Trabajo, Libertad”. Sus “Coplas  de Juan Panadero en la muerte de Javier Verdejo”, llenas de la sencillez directa que caracteriza al poeta gaditano en ese libro, estremecen a quien lee los versos.

José María Carrillo, integrante del grupo musical Gente del Pueblo, le dedicó al mismo militante en 1977 la canción “Pan, T(…rabajo y libertad)”, dentro del disco Sevillanas democráticas.

Y ha habido más recordatorios de Francisco Javier Verdejo, al que han dedicado numerosos versos, algunos de los cuales han ido apareciendo por la red electrónica. Entre tantos, en 2004 el de un antiguo compañero, Alonso de Molina, con su “Aquella madrugada”, o el de Ángel Berenguer, también en el mismo año, y su “A Javier Verdejo”. En 2011 el portal Archivo de la Transición le dedicó la entrada “Acto-homenaje a Javier Verdejo en el 35 aniversario”, donde pueden leerse varios poemas.

Un antiguo militante vasco, de nombre Mikel, publicó en el foro de la Asociación por la Memoria Histórica del Partido del Trabajo de España y de la Joven Guardia Roja de España el poema “A nuestro camarada Víctor Manuel Pérez Elexpe”.


Obras citadas

ALBERTI, Rafael (1980). “Coplas  de Juan Panadero en la muerte de Javier Verdejo”, en Coplas de Juan Panadero. 1949-1979. Barcelona, Bruguera.
ARCHIVO DE LA TRANSICIÓN (2011). “Acto-homenaje a Javier Verdejo en el 35 aniversario”, 10 de agosto; https://archivodelatransicion.es/blog/acto-homenaje-a-javier-verdejo-en-el-35-aniversario.
BERENGUER, Ángel (2004). “A Javier Verdejo”, en La voz de la cometa. Revista cultural, 18 de agosto.
CARRILLO, José María [1977]. “Pan, T(…rabajo y libertad)”, del disco de Gente del Pueblo Sevillanas democráticas. Madrid, Movieplay.
CASTRO, Raimundo (1979). La quema. Madrid, Sedmay Ediciones.
CEBRIÁN, Juan Luis (2003). Francomoribundia. Madrid, Alfaguara.
CELAYA, Gabriel (1976). “Palabras de un viejo gudari a los jóvenes vascos”, en El Correo del Pueblo, n. 48, 6 de julio.
MIKEL (2006). “A nuestro camarada Víctor Manuel Pérez Elexpe”, en PTE-JGRE. Asociación por la memoria histórica del Partido del Trabajo de España y la Joven Guardia Roja de España, 22 de abril (http://www.pte-jgre.com/homenajes/cancionaVictorManuelPerezElexpe.htm).
MOLINA, Alonso de (2004). “Aquella madrugada”, en La voz de la cometa. Revista cultural, 17 de agosto.
RUIZ MATA, José. (2006). El muro. Salobreña (Granada), Alhulía.
SEVILLA, Pedro (2002). 1977. Cádiz, Quórum Libros Editores.
SORIANO, Mercedes (1990). Historia de no. Barcelona, Círculo de Lectores.
SORIANO, Mercedes (1991). Contra vosotros. Madrid, Alfaguara.
SORIANO, Mercedes (1992). ¿Quién conoce a Otto Weininger? Madrid, Alfaguara.
TAMAMES, Ramón (1977). Historia de Elio. Barcelona, Círculo de Lectores.
TRAPIELLO, Andrés (2004). El buque fantasma. Barcelona, Ediciones Destino, 2003.
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel (2004). El pianista. Barcelona, Debolsillo.
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel (1979). Los mares del sur. Barcelona, Editorial Planeta.
VIZCAÍNO CASAS, Fernando (1977). De “camisa vieja” a chaqueta nueva (Crónica de una evolución ideológica). Barcelona, Editorial Planeta.
VIZCAÍNO CASAS, Fernando (1978). Y al tercer año, resucitó. Barcelona, Editorial Planeta.