El ministro
de Hacienda ha decidido intervenir el ayuntamiento de Madrid. La razón, el
incumplimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad
Financiera. Mediante esa ley se obliga a reducir los gastos de las
administraciones públicas para desviarlos hacia el pago de la deuda externa,
que fue el objetivo por el que se reformó en 2011 la Constitución en su
artículo 135. Esto es, garantizar el pago de dicha deuda a los bancos privados
de países como Alemania o Francia.
Hace unos
días La marea publicó un artículo de Eduardo Garzón, “¿Cuál es el verdaderomotivo que lleva a Montoro a intervenir las cuentas del Ayuntamiento de Madrid?”,
que merece la pena leerlo, porque es muy esclarecedor de lo que está
ocurriendo.
Para mucha
gente existe un contrasentido en la decisión tomada por Cristóbal Montoro, dado
que en los dos años de gobierno el ayuntamiento madrileño, gobernado por Ahora Madrid,
ha rebajado la deuda en un 40%, ha obtenido un superávit en el último ejercicio
de 1.000 millones de euros y, además, ha aumentado las inversiones en el doble
y el gasto social en tres cuartas partes. Un verdadero ejercicio de gestión
económica orientada al saneamiento, la eficacia y el bienestar social de la mayoría. Un buen hacer del concejal Carlos Sánchez Mato, de IU, concejal responsable del área económica, para quien "el
dinero de la gente, ese dinero que los ayuntamientos han recaudado de los
impuestos que esa gente paga, se destine a sus necesidades, a las sociales y a
las de inversión".
Pero un mal ejemplo para muchas administraciones públicas, en buena parte en
manos de los grupos políticos de derecha, que están saneando poco sus arcas y se
están centrando en reducir los gastos sociales. Y, por supuesto, la constatación de la gestión elitista, antisocial y derrochadora que los gobiernos del PP en Madrid habían puesto en práctica en los años anteriores.
¿Cuál es el problema entonces? La clave está en el aumento de las inversiones y el gasto
social. En efecto, porque de no haberse hecho así, habría sido mayor la
cantidad de dinero disponible para destinarlo al pago de la deuda exterior. Y
es que los dineros del ayuntamiento de la capital del estado son muy golosos.
Como ha señalado el propio Eduardo Garzón, “cuanto más superávit tenga el
Ayuntamiento de Madrid, más déficit público puede tener la administración
central que gestiona Montoro. Esto es así porque Bruselas no mira las cuentas
de cada una de las administraciones sino que mira las cuentas del conjunto de
ellas. El superávit de Madrid sirve para maquillar las maltrechas cuentas de
Montoro”.
Y de paso sirve
también para cortar cualquier buena práctica que ponga en duda el modelo
económico por el que se rige el gobierno.