El pasado 13 de enero el periódico de finanzas alemán Handelsblatt publicó una carta de Alexis Tsipras, que estaba dirigida a la ciudadanía alemana con el fin de explicar la posición de su partido, Syriza, y, ante todo, informar del trasfondo real de la crisis griega. Su contenido hay que circunscribirlo al contexto electoral en el que Grecia estaba inmersa en ese momento, pero en gran medida ayuda a explicar lo que lleva ocurriendo en la primera semana del nuevo gobierno griego. Lo va atener difícil ante la cerrazón de la troika, que desde el primer momento no ha dejado de mostrar su inflexibilidad.
Tsipras empieza diciendo en su carta que “Europa adoptó las
tácticas de los peores banqueros, quienes se niegan a reconocer préstamos
equivocados y prefieren conceder otros nuevos a la entidad insolvente, de
manera que puedan fingir que el préstamo original está funcionando, cuando
realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el futuro”. Esa fue la razón por la que Syriza se opuso al préstamo de mayo de 2010: “nos daban demasiado, mucho más de lo que
debieran haber concedido, y nuestro gobierno aceptó más, mucho más de lo que
tenía derecho a aceptar”.
Las predicciones que hicieron se fueron confirmando rápidamente, pues “La combinación de nuevos y gigantescos préstamos con asfixiantes
recortes en el gasto público no solamente no lograron controlar la deuda, sino
que además castigaron a los ciudadanos más débiles, convirtiendo a personas que
hasta entonces habían vivido una existencia mesurada y modesta, en pobres y
mendigos, negándoles, sobre todas las cosas, su dignidad”. A ello se unió “la ruina de miles
de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas
supervivientes”.
Cuando se llevó a cabo el segundo rescate, en la
primavera de 2012, la situación se agravó, pues "añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de
los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social
y financiando una despiadada nueva cleptocracia”. Por eso, añade Tsipras, "la ‘griecuperación’ es un
espejismo (...); los precios disminuyen más rápidamente que el ingreso nacional
nominal”.
El actual jefe de gobierno griego no se esconde, sino todo lo contrario, cuando dice rotundo: “Seré franco: la deuda
griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando
Grecia está siendo sometida a una constante asfixia fiscal”.
Al final Tsipras plantea cuál es su objetivo y el de su partido: “la estabilización del país, presupuestos equilibrados y, por supuesto,
dejar de exprimir a los contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que
es, simplemente, impagable”. Deja claro que debe terminar con la lógica de "extender y fingir" y también manifiesta que en ningún momento su postura va en contra de los ciudadanos alemanes, sino que se sostienen "desde una visión de ventajas mutuas para todos los europeos".
(Fuente original:
http://syriza.net.gr/index.php/en/pressroom/253-open-letter-to-the-german-readers-that-which-you-were-never-told-about-greece).