Alfonso Guerra está preocupado. En una entrevista publicada por la revista Tiempo ha hablado del peligro de los neofascismos y los neocomunismos. De estos últimos ha dicho que se trata de "movimientos
que, con otros nombres actualizados, proceden de la cultura comunista", lo que supone una mención implícita a Podemos. A IU -su otrora bicha- ya ni la nombra. Considera Guerra que es la troika la que ha llevado a la actual situación en Europa, induciendo a los gobiernos a desarrollar políticas económicas que "imponen
normas presupuestarias de contención de gasto mientras alientan grandes
beneficios de las corporaciones financieras y sus gerentes". Propone para ello un pacto entre socialdemócratas y conservadores, léase, en el caso de España, entre PSOE y PP. Ya su compañero González aludió a ello en el mes de mayo. En Alemania están gobernando el SPD y la CDU dentro de la llamada gran coalición. Y todo esto lo ha soltado Guerra sin que se le caiga la cara de vergüenza, como si la cosa no fuera con él. El que se consideraba a sí mismo paladín de la ortodoxia socialista en su partido durante la época de Felipe González nos viene a ahora con unas lecciones extrañas, intentando aunar una "actitud antitroika" con el pacto de los partidos del sistema. Un oximoron. También, desvaríos. Y, por supuesto, conservando su anticomunismo feroz. Historia, política, sociología, arte, música, geografía, literatura, pensamiento...
martes, 2 de septiembre de 2014
Los desvaríos de Alfonso Guerra
Alfonso Guerra está preocupado. En una entrevista publicada por la revista Tiempo ha hablado del peligro de los neofascismos y los neocomunismos. De estos últimos ha dicho que se trata de "movimientos
que, con otros nombres actualizados, proceden de la cultura comunista", lo que supone una mención implícita a Podemos. A IU -su otrora bicha- ya ni la nombra. Considera Guerra que es la troika la que ha llevado a la actual situación en Europa, induciendo a los gobiernos a desarrollar políticas económicas que "imponen
normas presupuestarias de contención de gasto mientras alientan grandes
beneficios de las corporaciones financieras y sus gerentes". Propone para ello un pacto entre socialdemócratas y conservadores, léase, en el caso de España, entre PSOE y PP. Ya su compañero González aludió a ello en el mes de mayo. En Alemania están gobernando el SPD y la CDU dentro de la llamada gran coalición. Y todo esto lo ha soltado Guerra sin que se le caiga la cara de vergüenza, como si la cosa no fuera con él. El que se consideraba a sí mismo paladín de la ortodoxia socialista en su partido durante la época de Felipe González nos viene a ahora con unas lecciones extrañas, intentando aunar una "actitud antitroika" con el pacto de los partidos del sistema. Un oximoron. También, desvaríos. Y, por supuesto, conservando su anticomunismo feroz.