Jorge Verstrynge siempre me pareció una persona irreverente. Antes de ser conocido en el mundo de la política, siendo más joven, había más que tonteado con la extrema derecha fascista. Luego, cuando ejercía de secretario general de Alianza Popular, como fiel escudero de su entonces señor, Manuel Fraga, empezó a sacar del frasco de sus esencias cuantas ocurrencias le iban saliendo con tal de atraer el voto conservador. Hacía gala de un verbo fácil y provocador, emulando en parte a Alfonso Guerra, su equivalente en el PSOE. Luego, después del fracaso electoral de AP en 1986, se atrevió a poner en duda la idoneidad de su jefe como candidato de la derecha y se tuvo que ir de su partido antes de que le echaran.
Inició así una travesía política rara para la época, pues, al contrario de lo que la mayor parte de la gente arribista estaba haciendo, fue virando hacia la izquierda. A la par se dedicó de lleno al mundo de la enseñanza universitaria como profesor de Ciencia Política. En su nueva aventura política, ya alejado de las estructuras orgánicas, se inclinó primero por el PSOE y luego lo hizo más a la izquierda, hacia IU. Llegó incluso a asesorar a finales de siglo a Francisco Frutos, secretario general del PCE y candidato en 2000 a la coordinación general de IU. Volvió, de alguna manera, a sus orígenes familiares, con un padrastro comunista al que ya en algunas entrevistas de cuando era secretario general de Alianza Popular recordaba públicamente.
A lo largo del nuevo siglo he podido leer en varios medios de comunicación artículos y entrevistas suyas. Manifestó siempre cierta atracción por una corriente conocida como el nacional-bolchevismo. En cierta ocasión sacó a relucir del tema de la inmigración una visión que coincidía en mucho con los planteamientos xenófobos de la extrema derecha. Llegó a hacer público algunos trabajos hechos con parte de su alumnado, donde se decía que la inmigración resulta perjudicial para los países europeos, al ser un factor de división de la clase obrera, pues las personas que inmigran disputan los puestos de trabajo de las originarias de Europa y, además, contribuyen a la baja en los salarios. Como alternativa se proponía la aplicación de políticas de ayuda a los países que envían inmigrantes.
Cuando surgió Podemos hace un par de años y medio hizo pública su adhesión sentimental e intelectual por el proyecto. Ese mismo año lo pudimos ver en los medios de televisión participando en algunos escraches o en la concentración a favor de la república cuando abdicó el anterior rey. También lo solíamos ver siendo entrevistado o participando en tertulias de algunas televisiones, donde daba rienda suelta a sus opiniones.
Me he alargado mucho para decir lo que pretendía inicialmente. Y es que el otro día soltó una tontería en uno de los programas de Fort Apache, que presenta Pablo Iglesias, y que para la ocasión estaba dedicado a analizar los resultados del 26-J ("Elecciones sin sorpasso" se titula y puede verse a través del enlace, incluidas las opiniones bastante razonables de dos miembros de IU: Ramón Luque y Clara Alonso). No sé si lo que dijo Verstrynge fue producto de la ignorancia, la inconsciencia, la maldad, algunas de esas cosas o todas a la vez, pero el caso es que la soltó. Dijo el hombre que en Andalucía había habido una consigna en IU para no votar a Unidos Podemos y hacerlo por el PSOE.
¿De dónde lo habrá sacado?