EEUU fue de los primeros países capitalistas que inició el camino de la intervención estatal para regular la economía. Lo hizo desde 1933, los años de la New Deal del presidente Frankyln D. Roosevelt. Sin que llegara a los niveles que alcanzo Europa en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, estuvo entre los primeros, de los países más ricos, en iniciar lo que se denominó como revolución conservadora. Fue el momento de Ronald Reagan, coetáneo de la británica Margaret Thatcher, que impulsó definitivamente la financiariación de la economía, la rebaja de impuestos a las rentas más altas, la privatización de las empresas públicas, el deterioro de los servicios públicos, la liberalización en las contrataciones, la precarización del empleo, la desindicalización... El neoliberalismo, en fin.
Pues bien, en este paraíso de la libertad y la igualdad de oportunidades, donde se nos sigue contando que quien quiera, puede conseguir alcanzar sus metas sólo con voluntad o que el paro está entre los niveles más bajos, las cosas no funcionan tan bien. Y también resulta que se nos está mintiendo. Pongamos algunos ejemplos.
El 5,4% de gente en paro no contempla a quienes, impotentes, ya han dejado de buscar trabajo o trabajan a tiempo parcial, por lo que el número podría subir al 11%. El desempleo juvenil está por encima del 17%, con niveles mucho más elevados entre la población afroamericana y sin tener en cuenta lo dicho antes sobre quienes han desistido en buscar trabajo o lo tienen a tiempo parcial.
Los niveles de pobreza se cuentan por decenas: 45 millones de personas. La mayoría, claro, de la comunidad afroamericana o de la hispana. Eso supone ausencia de sanidad, malas condiciones educativas, imposibilidad de acceso a la universidad, menor esperanza de vida, mayor población carcelaria...
El 90% de las empresas privadas obliga a quienes contratan a asistir, de entrada, a reuniones orientadas a escuchar los males de la sindicación. Una forma directa de advertir: o desistes de hacerlo o a la calle. El mismo número se corresponde con la formación del personal supervisor, que recibe cursos para aprender a presionar sobre los trabajadores y trabajadoras en esa dirección. El 75% de las empresas contrata servicios de asesoramiento externo destinadas al mismo fin. El resultado, que se haya podido cuantificar, porque no contempla la realidad al completo, es que hace diez años, cuando la crisis aún no estaba presente, 30.000 personas sufrieron alguna consecuencia por incumplir la norma no escrita sobre la sindicación.
Seis grandes corporaciones financieras controlan diez billones de dólares de activos. Esto es, diez veces el PIB de España. Gestiona las dos terceras partes de las tarjetas de crédito, la mitad de los depósitos bancarios y el 35% de las hipotecas. Tres de estas corporaciones son mayores de lo que eran antes de 2008. De por medio no faltado el rescate bancario basado en la inyección de fondos públicos. Los mismos de los que dicen que no hay para sanidad, educación, prestaciones sociales, etc.
¿Y d dónde he sacado estos datos? Pues del libro editado por Jonathan Tasini, titulado Bernie Sanders. Sus principales ideas para Estados Unidos (Madrid, Capitán Swing). Sanders, el candidato fallido por el Partido Demócrata, que ha disputado a Hillary Clinton la nominación a la presidencia. Money is money.