En Portugal ha ganado la derecha: la que se considera como tal y la que se esconde tras las siglas de la izquierda. Es decir, la coalición de PPD/PSD y CDS, por un lado, y la que representa el PSP. Cada una, respectivamente, con el 38,6% de los votos y 104 escaños, y 32,4% y 85 escaños. En total, el 70,7% de los votos y 189 escaños. Ocho puntos y 17 escaños menos que hace cuatro años. Son los partidos de la troika, los que aceptan, cada cual a su manera y sin rechistar, sus dictados.
Enfrente se encuentran dos grupos de izquierda: el Bloco de Esquerda, con el 10,2% de los votos y 19 escaños; y la CDU (veterana coalición del PCP y el Partido Verde), con el 8,3% y 17 escaños. El BE, recuperado después de varios años de descenso electoral y crisis interna, casi ha duplicado su porcentaje de votos; y la CDU, y especialmente el PCP, ha mantenido sus apoyos, que lo son muy honrosos por su fidelidad y espíritu combativo. El BE, con una presencia más repartida por el país: 12 de los 18 distritos; y la CDU, más concentrada sobre todo en la mitad sur, donde destacan los distritos de base rural alentejanos de Évora y Beja (del 22 al 25%) y el área más industrial de Setúbal (18,8%).
Juntos suman el 18,5% de los votos y 26 escaños. Si a ello le unimos el modesto 1,1% obtenido por el PCTP-MRPP, los grupos de izquierda casi llegan al 20%. Más que en 2011, que sumaron el 13,2% y 24 escaños (16 de la CDU y 8 del BE). En Beja, Évora y Setúbal alcanzan a ser la segunda fuerza, en torno a la tercera parte de los votos. En Faro, Portoalegre, Lisboa y Santarém, superan el 20%, y en Oporto, casi.
Expresión de que hay un enorme descontento y ganas en mucha gente de romper con el actual estado de cosas. Pero números que, en todo caso, son insuficientes para ser alternativa al poder de la troika.
El BE se ha prestado para impedir que gobierne la coalición del PPD/PSD y el CDS. En el caso del PCP, conociendo su trayectoria, previsiblemente se muestre contrario a un acuerdo que no contemple un programa claramente antitroika.
La realidad es que el PSP ha sido claro: no va a aceptar un acuerdo con el BE y la CDU. Está en el ADN de un partido que fue la avanzadilla del desmantelamiento de la revolución de los claveles y que cuando ha gobernando, lo ha hecho dentro de los cánones neoliberales y atlantistas.