Cuando a un pueblo se le machaca y humilla hasta la extenuación puede que ocurra una de estas dos cosas: que se sienta atenazado por el miedo o que se rebele. Hoy ha tenido lugar el referéndum convocado el viernes de la semana pasada por el gobierno griego y ratificado por el parlamento.
De lo que se trataba, en suma, era o bien apoyar al gobierno en su actuación frente a la troika dentro del largo proceso de negociaciones en curso, interrumpido por las autoridades de la UE cuando se produjo la convocatoria, o bien rechazarla. Una cosa tan simple y tan democrática como dejar que sea el pueblo el que se pronuncie. Una vía rechazada por el sistema establecido en la UE, incluidas las dirigencias políticas de los partidos que la controlan (los populares, psocialistas y ciudadanos de aquí), y con la aquiescencia de la mayor parte de los medios de comunicación. Ha llegado a haber algunas declaraciones, como la de una ministra española, que con su frase "las urnas son peligrosas" referida a la convocatoria del referéndum deja entrever cuál es el alcance que tienen de la democracia quienes dirigen este sistema.
Lo que ha tenido lugar estos días ha sido una campaña brutal, muy sucia, llena de mentiras y cuando no era así, de medias verdades. Se ha buscado demonizar a un gobierno para presentarlo ante la opinión pública de los distintos países como el responsable de la situación que está sufriendo Grecia. Han buscado, por supuesto, atenazar al pueblo griego para que el miedo le llevara a seguir apoyando las políticas austericidas que lleva dictando la troika desde 2009. Y también ha buscado advertir a la gente de otros países para que no sigan el ejemplo griego.
Pues bien, cuando se lleva contabilizado algo más de la mitad de los votos, es el voto NO, propiciado por el gobierno, el que se está alzando como vencedor con respecto al SÍ: algo más del 60% frente a algo menos del 39%. Más de veinte puntos de diferencia que suponen una cuantía bastante superior a lo esperado o, al menos, a lo que los medios de comunicación estaban divulgando en sus sondeos, en los que se ofrecían datos que bailaban hacia un lado u otro siempre con un resultado ajustado. Es una victoria la del NO que además se está extendiendo por todo el país, en cada uno de los distritos electorales repartidos a lo largo y ancho de sus territorios peninsulares e insulares.
Post scriptum
En el recuento final provisional los datos han sido los siguientes: 62,5% de participación, 61,31% por el NO y 38,69% por el SÍ. Una diferencia, pues, del 22,62% a favor del NO, que ha triunfado en todos los distritos electorales.