En las elecciones autonómicas Podemos y Ciudadanos se han estrenado como competidores en las comunidades convocadas, aparte de lo ocurrido en Andalucía hace un par de meses o en Cataluña, en el caso del segundo, de donde es originario. Los votos obtenidos por el primero han estado en torno a 1,7 millones, que representan el 14%, mientras que el segundo se ha quedado en 1,2 millones y el 10%. Esto los ha situado, respectivamente, en el tercer y cuarto lugar.
En cierta medida están lejos todavía de PP y PSOE y por debajo de las previsiones, siempre cambiantes, que se venían haciendo desde semanas y meses atrás. Tampoco han sido resultados homogéneos para cada uno, con importantes diferencias territoriales, que en algunos casos son lagunas. En ningún caso han logrado ser la primera o segunda fuerza política en alguna de las comunidades. Y, por último, quizás lo que más llame la atención es que se presentan como fuerzas decisivas en bastantes comunidades a la hora de que puedan gobernar o el PP o el PSOE, o, si se quiere, que no gobierne uno u otro de esos dos partidos.
Podemos ha obtenido representación en todas las comunidades, si bien con grandes diferencias. Los mejores resultados los ha tenido en Aragón (20,5%) Asturias (19) y Madrid (18,5). En torno a su media se encuentran Baleares (14,7%) y Canarias (14,5%), algo por encima, y Navarra (13,7), Murcia (13,2) y Castilla y León (12,1), algo por debajo. Los peores resultados los ha tenido en La Rioja (11,2), País Valenciano (11,2), Castilla-La Mancha (9,7), Cantabria (8,8) y Extremadura (8).
La política de pactos aún sigue abierta en una doble dirección: de un lado, según la postura que tome Ciudadanos; de otro, en el juego de posiciones entre PSOE y Podemos principalmente, pero con otros grupos en juego (EH Bildu y Geroa Bai, en Navarra; Compromís, en el País Valenciano; en Baleares). Se habla mucho de líneas rojas, de condiciones, de mínimos..., pero al final cada grupo debe tomar unas decisiones que conllevan repercusiones importantes de cara a quién o quiénes van a gobernar en cada comunidad.
En Castilla-La Mancha Podemos resulta decisivo para que con su voto afirmativo pueda ser investido el candidato del PSOE y evite así que se mantenga el PP en el gobierno. Algo parecido ocurre en Aragón, aunque en este caso el candidato de Podemos se postula tibiamente para presidir la comunidad. En el País Valenciano y Baleares el PSOE necesita de varios apoyos entre grupos nacionalistas y el propio Podemos para desbancar al PP. En Navarra resulta necesario un triple acuerdo entre GB, EHB y Podemos, con el apoyo de Izquierda (IU), para que la primera alcance la presidencia y desplace a UPN.
Ciudadanos ha tenido en general resultados discretos: los mejores, los de País Valenciano (12,6), Murcia (12,5) y Madrid (12,1); en torno a la media, los de La Rioja (10,5), Castilla y León (10,3) y Aragón (9,4); y no ha obtenido representación en Castilla-La Mancha (8,6), Canarias (5,9) y Navarra (2,9). En Murcia, La Rioja y Castilla y León se presenta como la fuerza decisiva para inclinar la balanza hacia el PP o hacia el PSOE.
En cuanto a las elecciones municipales la situación es mucho más compleja, tanto para hacer una descripción de lo ocurrido como para hacer conjeturas sobre los posicionamientos políticos de cara a la formación de los gobiernos municipales e incluso provinciales.
Sólo de Ciudadanos existen datos globales, habiendo obtenido cerca del 1,5 millones de votos, que suponen el 6,6% del total. Salvo el haber obtenido representación en buena parte del medio urbano, especialmente en las capitales de provincia y grandes ciudades, por comunidades existen diferencias importantes.
Así, destacan los resultados de Murcia (11,9%) y Madrid (10,5%), en cuya capital se ha situado sólo una décima por debajo. También por encima de su media se encuentran el País Valenciano (8,9), con Alicante (9,3) o Valencia (8,7); La Rioja (8), destacando Logroño (14,1); Aragón (7,9), con Zaragoza (14,2), Teruel (9,5) y Huesca (9,2); y Castilla y León (7,7), con León (13,3), Palencia (10,4), Salamanca (9,3), Burgos (8,8) o Valladolid (7,6).
En Cataluña, de donde es originario, Ciudadanos (7,4%) ha estado por encima de su media, con diferencias llamativas por provincias: Barcelona (8,4), Tarragona (6,5), LLeida (3,7) y Girona (2,3); y sobre todo por municipios, siendo las capitales en general donde han obtenido mejores resultados: Tarragona (14,3), Lleida (11,9), Barcelona (11,1) y Girona (7,6).
La otra cara de la moneda la sufre Ciudadanos en Navarra y País Vasco, donde apenas han presentado listas y donde lo han hecho los resultados han sido muy pobres (en Pamplona, 3,6%, y en Vitoria, 3,2%).
Lo de Podemos merece una atención especial. De entrada, porque en ningún municipio se ha presentado con su nombre. Después, porque en algunos lugares lo ha hecho impulsando candidaturas nucleadas, oficialmente o no, por este partido. También, porque en bastantes municipios se ha integrado en candidaturas unitarias con otros grupos y movimientos ciudadanos. Y por último, porque en la mayor parte de los municipios no ha participado, especialmente en las ciudades pequeñas y el medio rural.
Entre las candidaturas impulsadas o nucleadas en torno a Podemos destacan, en primer lugar, los resultados de Cádiz (28%), donde ha quedado en segundo lugar y tiene posibilidades de obtener la alcaldía siempre que el PSOE lo facilite; los de Oviedo (19,1), segundo, y Gijón (21), tercero, también con posibilidades de obtener las alcaldías; y los de Jerez (16,2); Valladolid (13,4); Málaga (13,3); Granada (12,7) o Córdoba (12,5).
Las candidaturas con un carácter claramente unitario donde Podemos se ha integrado, con mayor menor entusiasmo, han tenido en general mejores resultados, aunando diversas fuerzas políticas (Podemos, IU, Equo, Anova...) y movimientos sociales (como las mareas gallegas). Desde Podemos y algunos medios afines (como Público) se está tendiendo a capitalizar los resultados de algunas ciudades, como ocurre sobre todo con Ahora Madrid y, en menor medida, con Barcelona en Comú.