Andrea Fabra es la hija de
Carlos Fabra, que pertenece a larga estirpe de políticos conservadores de
Castellón, habiendo sido él hasta un año presidente de la Diputación. Fácil
de identificar por sus gafas de sol negras –dicen que por un problema en los
ojos-, ha saltado a la fama por motivos que no son precisamente dignos, pese a
que su gente le adora como se hace –sólo por un suponer- en el mundo de la
mafia con los padrinos. Está imputado en varios casos por delitos fiscales, de
tráfico de influencias y cohecho. También es el principal protagonista de un
asunto que, no por ridículo, da la medida del personaje y el mundo de
corrupción –material y moral- en el que se mueve: el del aeropuerto de Castellón, construido, y mal, hace un año, con una inversión pública de no menos de 150 millones de euros, sin que todavía haya aviones
circulando por él y con un escultura -cara, horrible...-presidiéndola.
Andrea Fabra es diputada
por la provincia familiar y, por lo que vamos sabiendo de ella, podemos decir
que le viene como anillo al dedo el dicho que en su día ya asignamos a su padre y que reza como “de casta le viene el
galgo”. Casada con un antiguo consejero de la comunidad madrileña –por lo que
se sabe, la boda fue a lo grande, de esas del gusto de la gente guay y con
posibles-, gozan de un más que interesante patrimonio. Pues bien, la mujer
salió anteayer con un “que se jodan”, cuando Mariano Rajoy anunciaba en el
Congreso de paquete de medidas antisociales más regresivas conocido. Pura
chulería, una cosa que se cultiva con maestría y más que de sobra en las filas
del PP –un día antes, la más chula cañí de la derecha, Esperanza Aguirre, soltó
un “¿Masivo? ¿Ah, sí? ¡Ajá!” para reírse de los apoyos recibidos por los
mineros en Madrid. Como las imágenes recogidas por las cámaras de televisión
sobre la sesión de Congreso cantan, la diputada salió al paso de inmediato diciendo
que no se había referido a “los parados”, con quienes se sentía solidaria
–qué sensibilidad la suya, pero su gobierno acaba de recortar duramente sus prestaciones-,
sino a “los socialistas”, para, a continuación, lanzar la perorata correspondiente
que tiene bien aprendida -¡qué diligente es esa gente aprendiéndose rápidamente
el guión escrito, bien sencillito, y
repitiéndolo como papagayos sin cesar, desde el primero al último!-. Y
una de las cosas que dijo fue lo del despilfarro de los gobiernos anteriores,
los de Zapatero, causa de lo que tenemos ahora. Hombre, uno no es un fan del
anterior jefe de gobierno –todo lo contrario-, pero hablar de despilfarro la
hija de su padre, que ha sido la cabeza del despilfarro en su provincia y ha
estado en el núcleo duro del despilfarro de la administración de una comunidad,
la valenciana, que está, siendo benevolentes, más que bajo sospecha de
corrupción…