Estuve viendo en directo ayer por la red electrónica el acto de presentación de Sumar, la plataforma política que tiene como referente a Yolanda Díaz. Y estuve escuchando atentamente lo que se dijo tanto por la presentadora y quienes la siguieron, de alguna manera portavoces de distintos sectores sociales (ecología, educación, sanidad, trabajo precario, migración...), como por Yolanda Díaz. Fue una acto numeroso, pese al intenso calor, que ha puesto de manifiesto el interés que está despertando. De lo dicho, destaco dos aspectos: uno, que pretende ser algo diferente en lo organizativo a lo habido hasta ahora y de ahí las palabras "no va de partidos, de ruido, ni de mirar al pasado"; y otro, que tiene como reto "ensanchar la democracia (...), dar un paso adelante para un nuevo contrato social (...) para que la democracia llegue a la economía". Lo primero, está por concretar, en la medida que debe armonizarse el deseo de ampliar la participación a cuanta más gente posible con la realidad de lo existente, donde hay mucho y variado. Y lo segundo, puede resultar más fácil de entender, pues se trataría, ateniéndonos a lo dicho por Díaz, de aumentar la carga fiscal de las grandes empresas y las rentas más altas para su redistribución entre quienes menos tienen. A todo ello está apareciendo un vocabulario, en cierta medida nuevo, en el que entran términos como dialogar, escuchar, soñar, generosidad, ternura, alegría, ilusión, cuidados... Todo un reto para Yolanda Díaz, que ha sido prudente al decir que "si queréis me sumo" y que ha dado el plazo de un año para que el proyecto pueda ir tomando cuerpo.