La recién celebrada Cumbre de la OTAN en Madrid ha dado lugar a una suerte de orgasmo colectivo. Lo han sentido los representantes directos e indirectos de los países participantes y a ello se ha unido la mayor parte de los medios de comunicación. En España, como país anfitrión y organizador, las felicitaciones se han sucedido por doquier desde los cuatro puntos cardinales, incluyendo la del PP, al que no le ha faltado, eso sí, la dura crítica por la oposición que ha mostrado Unidas Podemos al evento. En fin, todo un éxito, que ha tenido como punto central, más allá de la escenificación de una amplia unidad de sus componentes y la entrada de dos nuevos socios, la aprobación de un documento que se ha venido a denominar como Nuevo Concepto Estratégico, en el que se definen los desafíos mundiales de cara a la siguiente década. Los principales, los de Rusia y China. Los otros, secundarios, con el fin de blindar el entorno europeo por los flancos sur y este, incluyendo el "peligro" de las migraciones internacionales. En el caso de Rusia se está manteniendo una más que peligrosa confrontación bélica en el escenario ucraniano y, como consecuencia, han surgido unas consecuencias económicas para los países europeos cuyas derivaciones están por ver. China, por su parte, que es el gran rival económico de EEUU, ha sido incluida en esa categoría de principales enemigos, en este caso a modo de una nueva guerra fría. Y como sustrato de esta nueva fase estratégica, el aumento de los gastos militares en cada país, al que se ha sumado con entusiasmo nuestro jefe de gobierno y los ministros adláteres de su partido, mientras la parte de Unidas Podemos ha mostrado su oposición. Para los países europeos gastar más en armamentos significa dejar de hacerlo más en lo social. Alimentar una guerra, como la de Ucrania, está significando aumentar la inflación. Intensificar los lazos geoestratégicos con EEUU, hasta el punto de haberle concedido todo lo que ha pedido, está significando que el mundo se esté volviendo más inseguro, pese a la retórica de lo contrario. (Continuará).