Los balones fuera del actual presidente del PP...
Hace unos días, cuando empezó a hacerse público el contenido del informe de la Fiscalía Anticorrupción, Pablo Casado reaccionó de esta manera: "Yo era diputado por Ávila". De esa manera pretendía dos cosas: evadir su responsabilidad personal en el caso y dejar caer que ése era otro PP... Y hasta quizás buscaba otras dos cosas, como cuando dijo eso de los "garbanzos negros" o se refirió a que "los otros también lo hacen".
En lo personal, algo le correspondió, pues no era un humilde militante y diputado más. Forjado en las Nuevas Generaciones, presidió nada menos que la organización madrileña entre 2005 y 2013, en pleno apogeo del mandato de Esperanza Aguirre. Diputado en el Congreso desde 2011, en 2013 se vinculó al entonces secretario de organización del PP, Carlos Floriano, y en 2015, en la plenitud de escándalos de su partido (Gürtel, Bárcenas, Púnica, Lezo, Rato...), asumió la vicesecretaría de comunicación. Un cometido, este último, que no es precisamente el de limpiar al partido, sino lavar su cara y, de paso, ensuciársela a los demás.
Pero, claro, dejar de lado que ahora es el presidente del partido resulta más grave. Porque el partido es el mismo y desde su cargo debe asumir la responsabilidad que la corresponde. Si, como se está viendo, en su partido se ha delinquido desde la cúpula hacia abajo y desde abajo hacia la cúpula, y no de una forma aislada ni puntual, es que algo está fallando. Por decirlo a la baja.
... y los del anterior
Echar balones fuera también lo está haciendo Mariano Rajoy, que salió ayer con otra de sus frases gloriosas: "Yo no soy ya un personaje público, ya no". Vaya, que de lo hecho, como si nada. Cuando salió a la luz la trama Gürtel, allá por 2009, ya nos salió a la palestra, rodeado de toda la plana mayor de su partido, lanzando una dura diatriba contra su acusador judicial, el entonces juez Baltasar Garzón: "Esto no es una trama del PP, es una trama contra el PP".
Sin embargo, los hechos, investigaciones y sentencias judiciales incluidas, no le han dado la razón. Y en medio, más de sus frases gloriosas. Como esa de "Luis, sé fuerte, hacemos lo que podemos", en el mensaje que envió a Bárcenas en 2013. O esa otra de "No conozco absolutamente nada de eso por lo que usted
se interesa", hecha durante su comparecencia en 2017 como testigo en el caso Gürtel.
Desalojado de la jefatura del gobierno en 2018 mediante una moción de censura y retirado de inmediato de la vida política, para dedicarse a su jugoso despacho como registrador de la propiedad, el hombre, amante de la marcha, quiere hacernos ver que con él ya no va la cosa.